Bibi Aisha estaba casada con un talibán que le rebanó la nariz y le cortó las orejas. Tenía apenas 18 años y era preciosa, pero había cometido un pecado. Harta de las palizas que le propinaba su esposo y guardián, decidió huir lejos de su casa en Afganistán hacia ninguna parte. Es muy difícil escapar cuando previamente no se tiene un rumbo fijado; y claro, no lo logró. La atraparon, la juzgaron y la condenaron. Su rostro mutilado por el fanatismo dio la vuelta al mundo en la portada de Time. "Lo que ocurre si dejamos Afganistán", tituló la reconocida revista. Dos meses después, Aisha ha recuperado la nariz y la sonrisa gracias a la labor de la institución que la rescató de su infierno.
El suyo es un nombre común en la cultura árabe. Así se llamaba también la esposa predilecta de Mahoma, que el Corán describe como "la madre de las creyentes". La joven afgana de esta historia había sido entregada en matrimonio por su padre, cuando tenía solo 12 años.
La familia de su marido la trató siempre como una esclava. La despreciaban, la golpeaban con frecuencia y la obligaban a dormir en el establo, entre los animales.
Lo que ocurría en aquella casa, que no hogar, no debió importar demasiado al comandante talibán que juzgó su caso. No le entraron dudas. "Mujer que intenta escapar de su marido, culpable". Y allí mismo, ante la mirada atenta del juez, el marido sacó un cuchillo, la sujetó con un brazo y le sajó la nariz y las orejas.
Dada por muerta, la abandonaron en la montaña. "Me desmayé y desperté en medio de la noche. Sentía como si tuviera agua fría en la nariz. Abrí los ojos y ni siquiera podía verme porque la sangre me lo impedía", recuerda ahora la mujer. Arrastrándose, llegó hasta la casa de su padre y su abuelo, quienes la curaron, la ocultaron en un refugio secreto de Kabul y lograron contactar con la Fundación Grossman Burn, que la condujo al Centro de Quemaduras Grossman, en California (Estados Unidos).
Los acontecimientos se sucedieron rápidamente. Time la convirtió en noticia de primera plana, como ejemplo de lo que podría ocurrir si las tropas estadounidenses abandonaban Afganistán. "Enseñé la imagen a mis hijos de 9 y 12 años y decidí publicarla", dice el editor de la revista, Richard Stengel. "Prefiero mostrar a mis lectores la crueldad de los talibanes que contribuir a que la ignoren". La imagen impactó al mundo entero.
Después, un equipo médico reconstruyó su nariz, gracias a las complicadas técnicas de microcirugía que hoy permiten ese milagro. Hay que obtener piel del antebrazo para reconstruir las diferentes capas del apéndice nasal, localizar tejidos que sirvan para apoyarlo y extraer más piel de la frente para lograr que la nariz tenga un tono similar al del resto de la cara.
Hace unas semanas, el mundo ha conocido a la nueva Aisha, que en árabe significa "la que vive". Sonríe. Posa para las cámaras... Ha recibido un premio de la fundación que la devolvió a la vida. Nunca ha dejado de ser preciosa.
La publicación puso en su día el caso de Aisha como ejemplo de la situación en la que quedaría Afganistán si las tropas internacionales abandonaban el país. Por ese motivo, esta portada fue también blanco de las críticas, que acusaron a Time de hacer chantaje emocional para justificar la continuidad de Estados Unidos en el país asiático.