Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer sufre alteraciones tanto físicas como psicológicas. Pasado el parto, estos cambios dejan secuelas, y su recuperación será lenta dependiendo del tipo de parto, del estado general de la salud y de la fisonomía del propio cuerpo. La preocupación por recuperar cuanto antes la figura nos hace seguir unas cuantas pautas alimenticias, ejercicio específico y algunos cuidados de belleza. El cuerpo necesita de unos seis meses para volver a su aspecto más o menos original, aunque a veces ya no vuelve a recuperarse del todo.
Entre las alteraciones que sufre el cuerpo durante el embarazo y el parto nos encontramos con distensiones tisulares a nivel de abdomen y mamas, que producen estrías y flacidez; alteraciones hormonales que pueden redistribuir la grasa corporal, aumentando su volumen en zonas como abdomen, pecho y caderas; retención de líquidos, aumento de peso y cambios en la pigmentación de la piel; alteraciones y anomalías en pechos y zona vaginal…
Actualmente, la cirugía estética y numerosos tratamientos médico-estéticos nos dan la oportunidad de adelantar la recuperación del cuerpo y devolver a su sitio todo aquello que fue modificado o alterado durante el embarazo y el parto. Pero debemos ser conscientes que cualquier intervención debe realizarse por lo menos tres meses después del parto y siempre consultando con un especialista.
Tipos de intervenciones
Las intervenciones más solicitadas tras el parto son la abdominoplastia, la liposucción, y la mamoplastia, aunque no hay que olvidar el auge de nuevas técnicas y tratamientos.
Prácticamente, las intervenciones que se demandan son para combatir la flacidez abdominal, las estrías, las alteraciones en la areola-pezón, los senos caídos y con poco volumen, la grasa localizada y las correcciones vaginales.
LA FLACIDEZ ABDOMINAL
Durante el embarazo, la piel y el tejido muscular se estiran, lo que genera un abdomen muy flácido. Para recuperar la forma del abdomen y volver a tenerlo plano, se pueden realizar ejercicios específicos de tonificación y fortalecimiento de los músculos del abdomen realizando las famosas abdominales a partir del sexto mes postparto, dedicando entre 5 y 15 minutos diarios.
Además de esta técnica natural existen otros procedimientos para eliminar la flacidez abdominal, como son la abdominoplastia, la radiofrecuencia o la lipectomía. Lo que no es aconsejable es la liposucción, ya que cuando existe un exceso de piel y flacidez muscular, aunque haya acumulación de grasa, la liposucción solo agravaría el problema dejando un abdomen totalmente arrugado.
• Abdominoplastia: si se desea eliminar el exceso de piel y reparar la distensión de los músculos abdominales mediante cirugía, se puede optar por realizar una abdominoplastia. La abdominoplastia tensa los músculos y elimina el sobrante de piel y tejido graso que forman ese faldón de piel que cae sobre el pubis, consiguiendo nuevamente un abdomen plano.
• Radiofrecuencia: la presión intraabdominal durante el embarazo favorece la herniación abdominal a nivel del ombligo. Tras el parto, la musculatura y la piel van recuperando su posición, pero en la zona del ombligo le va a costar más. La técnica de la radiofrecuencia ayuda a que la piel se adapte adecuadamente.
Este tratamiento es óptimo para aquellas mujeres que no son candidatas a la cirugía, y perfecto para reforzar todo el tejido de sostén a base de la estimulación del colágeno y las fibras elásticas. Para obtener un vientre firme se puede combinar con la electroestimulación con placas.
• Lipectomía: otro método para eliminar la piel sobrante del abdomen es la lipectomía o minilipectomía. Se trata de un procedimiento quirúrgico que mejora el contorno del abdomen mediante la retirada del exceso de piel y tejido graso. Es una intervención poco invasiva y de complejidad baja.
LAS ESTRÍAS
Las estrías son cicatrices que quedan cuando las fibras de la dermis se rompen por el estiramiento excesivo de la piel. Suelen aparecen en el abdomen, caderas, pechos y glúteos a partir del segundo mes de embarazo. El problema de las estrías es que con el paso del tiempo se hacen menos visibles, pero no desaparecen si no son tratadas.
Hay varias técnicas que pueden servir para disminuir su apariencia, como son los tratamientos regenerativos a base de infiltraciones, el uso de IPL, la aplicación de cremas hidratantes antiestrías (que se pueden aplicar durante el embarazo), la mesoterapia, el peeling y la radiofrecuencia.
En algunos casos se utiliza también la microdermabrasión y los tratamientos con láser. La microdermabrasión exfolia la piel a niveles profundos y ayuda a mejorar la producción de colágeno y el tono de la piel, mientras que los tratamientos con láser pueden ayudar a combatir las estrías porque el calor que produce el láser en las capas profundas de la piel hace que la elasticidad aumente.
También es necesario en algunos casos la abdominoplastia y la lipectomía para corregir la aparición de estrías. En la abdominoplastia, al extraer el exceso de piel infraumbilical y tensar la piel del abdomen, conseguimos eliminar las estrías que se forman debajo del ombligo.
MODIFICACIONES EN LA AREOLA Y EL PEZÓN
El embarazo provoca cambios notorios en el pezón y la areola. El diámetro de la areola aumenta a la vez que intensifica su pigmentación con el fin de que el recien nacido pueda visualizarla con facilidad. También hay cambios en el tamaño, forma y textura de los pezones.
Tras el parto pueden haber alteraciones en la areola-pezón que pueden afectar a un solo pecho o a los dos, y dar como consecuencia un pezón invertido, deprimido o plano. También puede haber hipertrofia del pezón acompañado de un diámetro excesivo de la areola. Para estos casos se puede realizar una corrección quirúrgica de tipo ambulatoria.
• Mamoplastia: cuando los senos disminuyen de tamaño pero la areola queda en su sitio o se encuentra por encima del surco submamario (pseudoptosis mamaria), se puede tratar como una hipoplasia, realizando un implante de aumento de mamas. La mamoplastia de aumento consiste en colocar un implante de silicona en el polo superior (por debajo del músculo) y en el polo inferior (por debajo de la glándula). Se aborda por alrededor de la areola en el cuadrante inferior, respetando de esta forma la glándula mamaria para que se pueda tener lactancia y sensibilidad normal.
• Mastopexia: cuando la areola pezón se sitúa por debajo del surco submamario, se puede realizar una mastopexia, retirando el exceso de piel, reorganizando el tejido glandular e implantando una prótesis que sirva de base para sostener las mamas. Con esta operación se consigue elevar la areola a su altura inicial.
• Pexia mamaria hemi-areolar superior: esta cirugía, que no deja de ser una mastopexia, se realiza cuando los senos disminuyen de tamaño y, además, se caen. Mediante esta operación se reposiciona la glándula mamaria y la areola pezón a su lugar óptimo. Si es necesario corregir el volumen del seno, se puede colocar un implante de silicona.
SENOS CAÍDOS Y CON MENOR VOLUMEN
Con el embarazo y el período de lactancia, las mamas ganan volumen y adquieren grandes tamaños con la subida de la leche. Tras el período de lactancia, las mamas pueden quedar caídas, descolgadas y vacías por pérdida de masa glandular. Ejercitando los músculos pectorales se puede prevenir la caída de los pechos manteniéndolos más altos y en su sitio, aunque otra solución más eficaz sería la cirugía plástica. La cirugía devuelve el seno a su posición inicial y posibilita aumentar el volumen mediante implantes mamarios.
• Mastopexia: como hemos explicado anteriormente, esta cirugía elimina la piel sobrante, eleva la implantación de pechos y, si procede, se coloca una prótesis mamaria para recuperar el volumen. Es recomendable esperar unos 6 meses tras finalizar la lactancia para operarse.
• Infiltraciones de tejido adiposo: es una alternativa al implante y se realiza en el polo superior para rellenarlo. Si la paciente se ha realizado una liposucción en abdomen o caderas, se puede utilizar la grasa sobrante para aumentar el volumen de la mama.
• Mamoplastia de aumento: cuando no se busca una elevación de los pechos, sino solamente un aumento de su volumen, se realiza una implantación a base de silicona.
• Mamoplastia periareolar (de reducción): cuando se tiene un aumento desproporcionado del volumen de los pechos y debido a ello el seno cae, se puede realizar una mamoplastia de reducción con el fin de disminuir su tamaño. La mamoplastia periareolar reduce el volumen y reposiciona el seno dejando una cicatriz alrededor de la areola.
GRASA LOCALIZADA EN ABDOMEN, CADERAS Y CARTUCHERAS
Para eliminar la grasa localizada producida por el embarazo, disponemos de varias técnicas. Algunas se pueden realizar a los 3 meses después del parto y son compatibles con el período de lactancia.
• Liposucción ultrasónica/ultracavitación sin cirugía: es un sistema de remodelado corporal no invasivo. Utiliza ultrasonidos focalizados que destruyen la grasa localizada permitiendo perder entre 3 y 8 cm de contorno en una única sesión.
• Mesoterapia: mediante la mesoplastia se infiltran microdosis de productos homeopáticos en el tejido subcutáneo, lo que permite activar la circulación local mejorando la oxigenación de los tejidos. Esto produce una combustión local de las grasas y disminuye el tamaño de los adipocitos.
• Liposucción selectiva localizada: la liposucción es un buen remedio para eliminar el exceso de grasa localizada. En el abdomen, la liposucción puede ser una solución sólo si hay un exceso de grasa, pero cuando existe un exceso de piel y flacidez no es aconsejable, ya que, como hemos comentado, agravaría el problema dejando un abdomen totalmente arrugado.
• Intralipoterapia/cavitación: consiste en la infiltración de un fármaco (Aqualix®) que disuelve la grasa localizada, ayudados por el uso de la cavitación de baja frecuencia.
• Radiofrecuencia/cavitación: para eliminar la celulitis localizada podemos realizar un tratamiento combinado de radiofrecuencia y cavitación de baja frecuencia.
CORRECCIÓN DE CICATRICES Y PROBLEMAS EN LA VAGINA
Tras el parto, los órganos sexuales femeninos se ven afectados. En algunos casos, muestran una apariencia envejecida, en otras, pierden sensibilidad a la hora de mantener relaciones sexuales. Tampoco es nada raro que muchas mujeres tengan una cicatriz ocasionada por el corte o los desgarros que se producen durante el parto. También se pueden producir daños en los labios menores. La corrección de estas cicatrices es una de las operaciones más solicitadas en cirugía genital.
Además, en un parto natural, el esfuerzo realizado por la musculatura del suelo pélvico acaba produciendo una debilitación de los músculos de esa zona que puede acabar en incontinencia urinaria. Existen una serie de ejercicios físicos para fortalecer esa zona mediante técnicas de contracción y relajación muscular, conocidos como Kegels, aunque cada vez más se usan técnicas como la vaginoplastia para solucionar este problema.
• Vaginoplastia: este procedimiento quirúrgico se emplea para resolver numerosos problemas producidos por los partos. Tras dar a luz, la relajación de los tejidos de la vagina provocan que ésta aumente su diámetro con la consiguiente pérdida de fuerza muscular. Mediante la vaginoplastia se reduce el diámetro de la vagina eliminando el exceso de tejido. De esta forma, resuelve problemas de incontinencia urinaria, ya que la musculatura posterior de la vagina se fortalece y se tensa. Además, disminuye la inflamación de la zona y favorece la cicatrización producto del parto. También se pueden corregir las paredes vaginales y los labios menores.
• Labioplastia: en algunos casos, los efectos del parto pueden producir anomalías en los labios (mayores o menores). Mediante la labioplastia se pueden corregir estas anomalías.
• Perineoplastia: el perineo (zona situada entre la vagina y el ano) sufre desgarros cuando se realiza una episiotomía durante el parto. La perineoplastia repara la zona extrayendo el exceso de piel, suturando los músculos perineales y evitando la caída de la abertura vaginal.