"Para los vanidosos,
todos los demás hombres son
admiradores".
Antoine de Saint-Exupery,
escritor (1900-1994).

Según American Society of Plastic Surgeons, el año pasado 1.3 millones de hombres se sometieron a procedimientos cosméticos, un aumento del 29% desde 2000. La tendencia que revela que los hombres también poseen vanidad.
Vanidad entendida como resultante de la presión social que aboca al mejor aspecto posible y la juventud duradera. Y que, por esta misma razón hace que los hombres se sientan, al igual que las mujeres, más seguros tras operarse, con nuevos retos incluso, e inquietudes. Hasta este punto es beneficiosa la medicina y la cirugía estética en la población en general, sin diferenciar entre sexos ni condiciones.

Los expertos afirman que esta corriente en aumento, en la que el hombre opta por las operaciones estéticas para verse mejor, más joven y guapo atiende a un mundo en transformación. La cultura del selfie, como se ha dado en llamar, hace que todos, hombres y mujeres quieran ser en realidad más ficticios que reales. La cirugía es su herramienta.

Ahora cabe preguntarse si manejamos el justo equilibrio entre intervenciones y resultados, teniendo en cuenta que lo virtual no es de carne y hueso. Disfrutar del aumento de la demanda masculina en lo referido a intervenciones estéticas, pero no dar pábulo ni paso a quienes distorsionan su propia imagen, transformándose en muñecos, en los superhéroes a los que admiran, otro de los motivos que mueven a los hombres a pasar por quirófano.

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