En la sociedad actual, los trastornos alimentarios en adolescentes son cada vez más una triste realidad que no puede ser ignorada. La presión constante por cumplir unos estándares de belleza poco realistas y las redes sociales, han llevado a un aumento alarmante en los trastornos como la anorexia o la bulimia.
Maximiliano de Habsburgo.La Fundación Recal es una institución sin ánimo de lucro, fundada por Maximiliano de Habsburgo, que lleva desde 2001 ayudando a reinsertarse en la sociedad a aquellas personas que se han visto afectadas por algún tipo de adicción. Ahora, pretende dar un paso más allá, con su nueva unidad, el Centro Recal TA, compuesto por profesionales especializados dedicados a la prevención y tratamiento de los trastornos alimentarios, problema que cada vez empieza a manifestarse en edades más tempranas.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades de salud mental que se caracterizan por patrones de comportamiento alimentario alterados y una preocupación excesiva por el peso corporal, la forma y la imagen corporal. Estas problemáticas son una combinación de factores psicológicos, biológicos, sociales y ambientales. Las personas que padecen TCA pueden experimentar una relación conflictiva con la comida, problemas de autoimagen y a menudo tienen dificultades emocionales asociadas con la alimentación y el peso. Estos trastornos pueden tener graves consecuencias para la salud física y mental, así como afectar a áreas vitales de la persona, tales como la familia, los estudios o el trabajo, entre otros.
Paula Gadea.“La adolescencia es la etapa en la que somos más vulnerables a los mensajes y comentarios sobre nuestro aspecto físico. Las redes sociales son un bombardeo de los cánones de belleza y de formas de vida donde se muestra una perfección y éxito, muchas veces irreal. Algo inalcanzable que predispone a iniciar un trastorno alimentario”, afirma Paula Gadea, psicóloga especialista de Centro Recal TA.
La prevalencia de estos problemas no solo afecta a quienes los padecen directamente, sino también a sus familias. Por ello, la intervención temprana y la atención especializada es crucial para no solo prevenir complicaciones graves a largo plazo, sino para proporcionar una mejor calidad de vida y bienestar a quienes lo sufren.
La importancia del diagnóstico y tratamiento
Los Trastornos de las Conductas Alimentarias constituyen la tercera enfermedad crónica más frecuente en las sociedades occidentalizadas. En España, las cifras actuales señalan una prevalencia del 0,3% para la Anorexia Nerviosa, del 0,8% para la Bulimia Nerviosa y del 3,1% para el Trastorno por Atracón y Trastornos de la Conducta Alimentaria no específicos entre la población adolescente de los 12 y los 21 años según datos de ACAB.
María Quevedo.La mayor incidencia se produce entre los 12 y los 18 años, pero cada vez hay más casos donde el inicio es antes, en torno a los 8 o 9 años. En parte, este aumento se relacionado con el aumento de la presión a tener un determinado físico a través de las redes y medios, así como el acceso a las redes cada vez mayor y a edades más tempranas.
La prevención y el diagnóstico temprano son cruciales en los Trastornos de la Conducta Alimentaria. El abordaje terapéutico en una etapa inicial reduce en gran medida las complicaciones físicas, así como las consecuencias asociadas en el estado de ánimo y favorece una mayor efectividad del tratamiento.
"Una intervención temprana no solo ayuda a reducir el sufrimiento individual, sino que también disminuye las complicaciones graves a largo plazo", confirma María Quevedo, directora de tratamiento de Recal.
Mejor prevenir que curar
Este es uno de los objetivos primordiales del Centro Recal TA: mejor prevenir que curar. “Nuestro programa pretende intervenir de forma que el trastorno alimentario no se agrave, fortaleciendo los factores de protección y detectando tempranamente las señales de alerta”, afirma Gadea.“Quererse tanto por fuera, como por dentro es clave, y es que la imagen corporal no es solo los que vemos en el espejo, son también los sentimientos y emociones en relación a nuestro cuerpo y se van construyendo a lo largo de la vida”, añade.
"Una de las claves para evitar el desarrollo de un trastorno alimentario es la comunicación. Preguntarles a nuestros hijos cómo están o cómo se sienten es fundamental", confirma la psicóloga Paula Gadea.Es importante observar posibles signos como la utilización injustificada de dietas estrictas, control o descontrol exagerado en la forma de comer, pérdida de peso o aumento significativo, sentimiento de culpabilidad por haber comido, comportamiento alimentario inusual como jugar con la comida, esconderla o trocearla muy pequeña, visitar el baño después de cada ingesta y pérdida de la menstruación. Estos indicadores son fundamentales para identificar posibles problemas alimentarios y estar atentos al bienestar de nuestros seres queridos.
En estos casos el entorno familiar es muy importante, donde tiene que haber de base una aceptación de la diversidad corporal, evitando actitudes como los comentarios peyorativos en relación a los cuerpos de nuestros hijos o la implantación de dietas estrictas solo por motivos estéticos. “Una de las claves para evitar el desarrollo de un trastorno alimentario es la comunicación. Preguntarles a nuestros hijos cómo están o cómo se sienten es fundamental”, confirma la psicóloga Paula Gadea.
Todas estas herramientas que ofrece el Centro Recal TA están al alcance de cualquiera que se encuentre en una situación como esta.