La medicina estética no para de evolucionar y, actualmente, existen nuevas conversaciones sobre hacia dónde va el futuro de la neuromodulación.
“Las diferentes investigaciones que hay sobre neuromoduladores van siempre en la misma dirección: lograr que el paciente vea resultados mucho más rápidos y duraderos sin que se pierda la calidad en el tratamiento”, señala la Dra. Sofía Ruiz del Cueto. Pero no siempre es fácil y el proceso de aprobación para poder realizar los tratamientos es muy lento.
“Actualmente hay dos nuevas infiltraciones con neuromoduladores sobre las que se están realizando diferentes estudios que, si todo sigue su curso, se espera su aprobación médica para los próximos años”, añade la experta.
¿Cuáles son?
» NEUROMODULADOR TIPO E: “El que utilizamos actualmente en medicina estética es el Tipo A. De hecho, el Tipo E se conoce desde hace mucho tiempo, pero no se había considerado para su uso en terapéutica. Desde hace unos años, se están desarrollando diferentes estudios para su aplicación en medicina estética porque su inicio de acción aparece a las pocas horas, mientras que la duración es de apenas 5-6 semanas. Estaríamos ante un neuromodulador ‘efecto flash’ y los resultados que obtenemos son iguales que los que se logran con la Tipo A: embellecer el envejecimiento del tercio superior del rostro.
» FASTOX: “No es un neuromodulador como tal, sino la combinación fármacos miorrelajantes que se añaden las infiltraciones con neuromoduladores para aumentar la duración de la acción sobre las arrugas dinámicas. También aseguran que los efectos se perciben antes que con los neuromoduladores actuales. El estudio lo está llevando a cabo la empresa biotecnológica suiza Fastox, creada por expertos en biotecnología y neuromoduladores.
» NEUROMODULADORES EN MÚSCULO PLATISMA: “Además de estos dos nuevos avances que están aún en proceso de aprobación, también se está valorando la aplicación de neuromoduladores en el músculo platisma para tratar las arrugas que se forman en el cuello”, comenta la Dra. Mar Mira.
“El platisma rodea el cuello y está adherido a la piel. Al contraerse, desdibuja el óvalo facial y produce las conocidas ‘bandas platismales’. Diferentes estudios señalan que si se tratan con neuromoduladores lograremos marcar el óvalo facial a nivel de la línea de la mandíbula, además de prevenir y evitar el ‘tirón’ a nivel del cuello, que produce esas bandas”, señala la experta.
“El protocolo para este tratamiento que aún está esperando aprobación consiste en aplicar pequeñas infiltraciones, a modo de pápulas, donde haya mayor contracción, para remarcar la línea mandibular y evitar la formación de ‘bandas platismales’. Los resultados se notan a partir de los 4-5-días postratamiento y el efecto dura unos 6 meses y se recomienda 1 sesión de mantenimiento anual para disminuir la contracción excesiva del músculo”, concluye la Dra. Mar Mira.