El 1 de enero de 2022, Sara Gómez murió a causa de las secuelas que le habían dejado una lipoescultura -una de las cirugías estéticas más comunes- a la que se había sometido apenas un mes antes. Según el informe elaborado posteriormente por el Instituto de Medicina Legal de Murcia, el cirujano que realizó la operación carecía de la formación necesaria, puesto que era especialista en Cirugía Cardiovascular, no en Plástica, Estética y Reparadora. Ahora, una nueva orden ministerial publicada este sábado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) trata de hacer justicia a la familia de la joven y a sus reivindicaciones, y supone un “importante paso” hacia un “sistema de salud más seguro, para que tragedias como la de Sara no vuelvan a ocurrir nunca jamás”.

“Esta medida es, sin duda, una victoria para la familia de Sara”, afirmaba Mónica García, ministra de Sanidad, en un vídeo publicado en X poco después de la salida de la orden. “A partir de ahora, solo podrán realizar procedimientos de cirugía estética quienes en su programa formativo de la especialidad tuvieran incluida la formación en ese procedimiento”, explicaba García sobre una la noticia que le hace “especial ilusión”. “La lucha de su familia ha sido clave para lograr este cambio tan importante. Gracias de corazón a todos los que han hecho posible este avance, seguimos trabajando”, añadía.

"La lucha de la familia de Sara Gómez ha sido clave para lograr este cambio tan importante. Gracias de corazón a todos los que han hecho posible este avance, seguimos trabajando", ha dicho Mónica García.

Con la nueva orden, que modifica así el Real Decreto 1277/2003, de 10 de octubre, “por el que se establecen las bases generales sobre autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios”, el Ministerio limita la capacidad para realizar este tipo de intervenciones a personas formadas en la citada especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora o en alguna otra especialidad quirúrgica que tuviese incluida la parte de cirugía estética en su programa formativo del MIR. Y es que, claro está, no todos lo tienen…

“Por ejemplo, un otorrinolaringólogo podrá operar narices, pero lo que no puede hacer es una lipoescultura si no está formado en ello. Lo mismo ocurre con un maxilofacial”, señala la doctora Petra Vega, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). Pero matiza: ya aquel Real Decreto 1277/2003 marcaba que las unidades asistenciales de Cirugía Plástica debían tener como responsable a un especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, mientras que en su caso, el de la Medicina Estética -menos invasiva, claro está, que una cirugía plástica-, no se garantiza que dicho responsable tenga que estar presente en la intervención. “Hemos llegado a ver médicos que son responsables de 130 unidades”, asegura.

"Pedimos que en los centros de Medicina Estética estén presentes personas con la misma formación que el responsable, y que sea una formación acreditada en Medicina Estética"

“Desde SEME valoramos muy positivamente esta última medida de Sanidad, pero pedimos algo más: por un lado, que esté presente en el centro de Medicina Estética, cuando se realizan estas actividades, una persona autorizada con la misma formación que el responsable; y, por otro, que se trate de una formación específica y acreditada en Medicina Estética, en consonancia con lo que ha conseguido Cirugía Plástica. La finalidad no es otra que garantizar la seguridad del paciente que acude”, indica la doctora Vega.

De hecho, la orden que modifica el Real Decreto 1277/2003 supone, en parte, cierta apertura a otras especialidades, puesto que antes limitaba la posibilidad de realizar intervenciones de cirugía plástica a cirujanos plásticos. “Otra cosa es lo que se hiciese luego”, incide la experta en Medicina Estética, apuntando así a casos como el de Sara. Ahora, en cambio, también lo pueden hacer otros especialistas, siempre y cuando cuenten con la formación necesaria. “Las administraciones intentan regular legislando, pero si luego no hay un seguimiento de esa legislación ni de los centros, no se sabe quien atiende a quien”, insiste.

Peticiones para el futuro

Javier Padilla, secretario de Estado de Sanidad, también celebró en redes la última orden, y anunció que “próximamente” abordarán el Real Decreto 1277/2003 “para actualizarlo a las necesidades actuales”. Con ello, algunas de las demandas de la Sociedad Española de Medicina Estética podrían verse resueltas. Y es que, recordaba la doctora Vega en una anterior entrevista concedida a ConSalud.es, lo único que pueden hacer de momento como sociedad científica es “avalar o no” los másteres en Medicina Estética, que es la única vía que existe actualmente para formarse en esta especialidad.

"Pedimos que en los centros de Medicina Estética estén presentes personas con la misma formación que el responsable, y que sea una formación acreditada en Medicina Estética", dice la doctora Petra Vega.

De hecho, subrayaba entonces, el final del túnel para ellos sería poder llegar a contar en algún momento con su propia formación vía MIR: “Aunque sea algo distinta, la Medicina Estética no deja de ser Medicina, e implica muchas áreas de conocimiento e información”. “Hemos solicitado al Gobierno que modifique la U.48 (licencia sanitaria que identifica a la clínica como centro sanitario autorizado) para que regule qué tipos de másteres dan la capacitación real para poder hacer medicina estética”, informa ahora.

Y es que, con la proliferación de la formación online, cada vez surgen más másteres a distancia que realmente “no capacitan” para el ejercicio de esta profesión. “Pedimos delimitar, como han hecho con la U.47, que es la de Cirugía Plástica. En nuestro caso con más énfasis, porque, al contrario que la suya, no está delimitada por el MIR. Solamente pone que tiene que ser un médico”, solicita Vega. “Avanzamos a un sistema sanitario más seguro, evitando el intrusismo y protegiendo a los pacientes”, aseguraba Mónica García en su publicación de X.









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