Esta técnica es una variante quirúrgica de la técnica de microtrasplante folicular en la que se extraen individualmente los folículos de la zona donante sin necesidad de puntos ni cicatrices. Hoy en día, la experiencia adquirida durante sus 10 años de andadura, ha permitido aumentar la velocidad de extracción manual o con máquina. Por lo tanto, al reducir el tiempo que el injerto está fuera del cuerpo aumenta su supervivencia.

En la mayoría de casos, es necesario rasurar la cabeza del paciente. Sin embargo, aquellos con pelo corto podrían precisar solo un rasurado parcial de la zona donante. También sería posible dejar unas cortinillas o flaps que escondan la zona rasurada en los pacientes con pelo largo.

La técnica vista por el doctor Ramón Vila-Rovira

El Dr. Vila-Rovira, miembro de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP) y director del Instituto Rovira, asegura que la experiencia de su equipo ha sido clave para hacer sesiones con un número superior de injertos. En concreto, se han reducido las fases de extracción e implementación.

Hoy en día, se realizan sesiones de más de 3.000 unidades foliculares en dos días de cirugía consecutivos. Ello equivale a un promedio entre 7.000 y 8.000 pelos trasplantados. Además, ya no es necesario el uso de un vendaje después de la intervención, de forma que mejora el tratamiento de la zona donante y receptora. En consecuencia, la recuperación es más rápida. Esto es posible gracias al uso de implanters de 0,8 y 1 mm que facilitan la introducción de las unidades foliculares y disminuyen el traumatismo que provocan en el tejido. En consecuencia, los resultados al introducir los injertos también son mejores al optimizar la angulación, la dirección y la densidad.

Un proceso no doloroso

Hace tiempo que el trasplante mediante esta técnica es indoloro. Aun así, la experiencia y los avances instrumentales anulan el dolor al 100%. Solo es necesario tomar antibióticos y antiinflamatorios durante los primeros cuatro días y seguir unas pautas higiénicas concretas para el desprendimiento rápido de las costras.

Otra de las razones de su éxito consiste en que la técnica siempre se ha caracterizado por no dejar cicatrices. Con los punches de 0,7 y 0,8 mm que se usan, el paciente puede llevar el pelo muy corto sin que se vean marcas. Además, durante las sesiones se pueden abarcar más zonas e incluso repoblar estas con mayor densidad capilar.

Por último, la aplicación de la técnica FUE para disimular cicatrices de intervenciones anteriores con la técnica de la tira ha crecido de forma considerable. En consecuencia, las ventajas de la técnica se incrementan aún más.









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