El 8 de mayo hará un año que la OMS reconoció el lipedema como una "alteración neonatal de la grasa subcutánea".
El lipedema es de hecho cada vez más frecuente y está considerado como la enfermedad de la grasa de este siglo.
Esta acumulación desproporcionada, que es una inflamación del tejido graso y se ceba en las piernas para colapsar su sistema circulatorio, tiene la mejor solución en el Lipoláser porque "es la única técnica que asegura la retracción cutánea de los volúmenes grandes, limita el edema y respeta los vasos linfáticos", nos explica Javier Moreno Moraga, director general de IML, Instituto Médico Láser.
El lipedema es una "inflamación difusa, no focal del tejido graso, generalmente localizado en piernas, muslos, caderas y porción superior de los brazos". Distinto al linfedema, es una acumulación atípica, blanda y simétrica del tejido graso subcutáneo, que se acompaña de hinchazón permanente y se apodera de las piernas, a las que convierte en dos columnas sin forma. Aunque en su estadio más evolucionado puedeafectar a los brazos, generalmente se focaliza en los glúteos, muslos, rodillas y tobillos, pero nunca en los pies. Este almacenamiento desproporcionado, que no guarda relación con el sobrepeso, tiene como consecuencia el colapso del sistema linfático, que se ve entorpecido y desbordado. De ahí, la predisposición al lipo-linfedema.
Pero el lipedema, va aún más allá. Acarrea otros estados y consecuencias. Al tratarse de un problema crónico, se ve agravado con la edad.
Se ha concluido que está directamente relacionado con la herencia genética. Casi privativo de las mujeres, suele dar la cara en la pubertad y en ocasiones, tras los embarazos o la menopausia. Tales circunstancias hacen pensar en "una íntima relación con los estrógenos y la progesterona, que serían los responsables de este acúmulo excesivo a nivel del tejido celular subcutáneo (grasa areolar) y del estrato graso más profundo (grasa amarilla)", detalla Javier Moreno.
Cómo reconocer y diferenciar el lipedema de la celulitis
La pregunta puede ser ésta, el cómo diagnosticar y diferenciar celulitis de lipedema y viceversa. Las principales características del lipedema son:
- Volumen anormal y excesivo en las extremidades, con una clara desproporción de talla respecto al cuerpo.
- Hinchazón simétrica y blanda en muslos, glúteos, rodillas, tobillos o brazos, pero nunca en los pies.
- Tacto móvil de la grasa, con piel atrófica.
- Sin cambios de volumen, aún con importantes pérdidas de peso.
- Dolor durante el movimiento, el reposo e incluso, la palpación.
- Edema claro, intenso y progresivo en las piernas.
- Zonas amoratadas o esquimosis en áreas de roce.
- Arañas vasculares dilatadas, que resultan evidentes por el retorno venoso entorpecido y la obstrucción de las venas superficiales.
- Afectación frecuente del sistema linfático, cuya función se ve comprometida hasta establecer una patología combinada (fibro-lipo-linfedema).
Fases y patologías asociadas
- Incremento del tejido graso en piernas y glúteos.
- Aparición de acúmulos en la porción anterior de las rodillas.
- Aumento del tejido graso en la cara interna de la rodilla.
- Aumento del volumen en los tobillos.
Por todo ello, abordar el lipedema, requiere exploraciones específicas para descartar problemas de mayor calado, que en caso de producirse, desaconsejan la intervención.
- Le ecografía Doppler permite evaluar el grado de afectación venosa.
- La prueba de Trendelemburg determina el funcionamiento de las válvulas en venas superficiales y profundas.
- El signo de Stemmer mediante pellizco en el segundo dedo del pie, facilita la evaluación del edema.
Tratamiento quirúrgico
En los estadios iniciales el lipedema puede ser objeto de un tratamiento conservador con restricción de sal, masajes linfáticos, presoterapia y medias de compresión. En las fases avanzadas sin embargo, solo el lipoláser puede tratar con éxito un cuadro tan excesivo como complejo.
Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo, que se realiza con una fibra óptica, fina y flexible. Introducida bajo la piel, dirige la emisión láser, que derrite los adipocitos en la zona a tratar, preservando nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo.
El interés de la energía láser para el lipedema es que además de facilitar la extracción de la grasa, tiene la facultad de coagular los vasos sanguíneos al mismo tiempo, limitando la inflamación y los hematomas, en unas piernas que ya los presentan antes de someterse al tratamiento. La colagenogénesis inducida es otra valiosa garantía a la hora de asegurar la retracción del tejido tras la gran reducción de volumen que se precisa.
En los estadíos iniciales el lipedema puede ser objeto de un tratamiento conservador con restricción de sal, masajes linfáticos, presoterapia y medias de compresión.En cuanto al procedimiento, éste se resume en:
- Tras anestesiar la zona con una solución salina especial, se introduce la fibra óptica, que conduce la emisión láser hasta el tejido graso.
- Una vez derretida la grasa, se lleva a cabo un lipoaspirado suave mediante cánulas de 3 mm.
- La calidad cutánea se trabaja bajo la piel con una emisión láser distinta, pero específica, que consigue su retracción y su óptimo reajuste.
- La paciente sale por su propio pie y sin hospitalización, enfundada en una faja que llevará durante dos semanas.
- Durante los primeros quince días se lleva a cabo un tratamiento de drenaje, que consigue una recuperación más rápida.
Las ventajas del lipoláser son muchas en el tratamiento del lipedema:
- Recuperación más rápida.
- Mayor y mejor retracción cutánea.
- Mayor precisión en zonas pequeñas de abordaje complejo como rodillas, tobillos o gemelos.