Las aseguradoras tejen su red en torno a la medicina estética
Y lo hacen con las mismas condiciones que los seguros dentales, lo que puede resultar un revulsivo, o no, para el sector de la medicina y cirugía estética, en un momento de recuperación pospandemia
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Las compañías aseguradoras han empezado a entrar en el sector de la medicina estética replicando el modelo de negocio que ya les funciona con éxito en el sector dental: "el pago por uso a precios baremados". Compañías como Catalana Occidente o Atlántida han lanzado pólizas que con un precio reducido dan acceso a una amplia cartera de tratamientos, desde recuperación capilar, a cirugías, fisioterapia, depilación, dietistas o tratamientos dermatológicos contra el acné o las arrugas.

Antoni Giralt, director general de la aseguradora Atlántida, que lanzó este servicio después de la pandemia, ha explicado a distintas fuentes que esto "permite a la compañía diferenciarse en el mercado, fidelizar clientes y captar otros nuevos. Decidimos crear incluso una clínica estética porque vimos que especialistas nuestros, como los dermatólogos, derivaban a los pacientes a centros externos porque los tratamientos que necesitaban no estaban cubiertos por nuestra póliza de salud”.
Catalana Occidente, por su parte, así como sus participadas Plus Ultra y Seguros Bilbao, comercializan desde el 2021 Salud Bienestar, un producto que incluye también cobertura dental y oftalmológica, entre otras.
España entre los primeros del mundo en intervenciones de cirugía plástica
Aseguradoras como Sanitas o Atlántida, que tienen sus propias clínicas, ofrecen los tratamientos a no asegurados, como sanidad privada. En Atlántida, ha explica Giralt a distintos medios, ofrecen “un precio cerrado a los tratamientos, más barato que el que se puede encontrar en la mayoría de médicos y hacemos un descuento adicional a nuestros asegurados, a los que además ofrecemos primeras visitas y algunos tratamientos gratis. Quienes no son clientes acaban asegurándose, porque les sale más a cuenta”.
Según las sociedades médicas, España es el quinto país del mundo con más intervenciones de cirugía plástica: cerca de 450.000 en el 2021.
La primera reflexión acerca del impacto que la irrupción de las aseguradoras en la medicina y cirugía estética es acerca del que pudiera derivarse en los profesionales, pero también en la calidad del servicio que reciben los pacientes. Las primeras voces discrepantes apuntan a que hay tratamientos que no son fáciles de baremar o medir en montante económico. Cuánta cantidad de arrugas se tratan por procedimiento, por ejemplo. O cuánta cantidad de producto se puede medir y/o considerar estándar en el mismo. Esa es una decisión del especialista y varía según cada paciente. También es muy difícil cubrir/estimar el riesgo.

Los seguros que hay en el mercado, con una prima que ronda los 10 euros al mes, no incluyen carencias, ni listas de espera y no excluyen patologías preexistentes, porque es el usuario quien paga el grueso de los servicios que utiliza.
Las compañías, siguiendo a los seguros dentales, lanzan en medicina estética seguros baremados, con primas muy bajas, en las que el usuario paga por acto médico. Lo que añade aún mayor competencia en un sector ya de por sí muy atomizado.
Las aseguradoras, ya tienen en todos los casos un cuadro médico y clínicas concertadas capaces de prestar estos servicios, puesto que cubren sin coste para el asegurado, intervenciones de cirugía estética reparadora y reconstructiva, es decir, cuando son consecuencia de accidentes o de enfermedades que cubren sus pólizas. Por ejemplo, los tratamientos para eliminar las cicatrices derivadas de quemaduras en un accidente de tráfico o de tratamientos oncológicos.
En algunas situaciones no es claro si un tratamiento plástico es reparador o tiene un fin puramente estético. Por ejemplo, cuando la alteración que requiere cirugía causa problemas emocionales o psicológicos, en lugar de problemas funcionales. En estos casos, sin embargo, muchas compañías optan por ofrecer terapia psicológica al paciente para que acepte su imagen.
Los ingresos de las clínicas de cirugía estética se recuperaron el año pasado, con un crecimiento cercano al 16%, según los datos del Observatorio Sectorial DBK Informa, tras haber caído el año anterior un 19% por el impacto de la covid, que las obligó a cerrar varios meses y limitó su aforo, además de reducir la renta disponible de muchos de sus potenciales clientes. El sector de la estética, señala DBK, es el más atomizado de entre los de servicios médicos especializados: los cinco grandes grupos hospitalarios del país concentran el 48% de la facturación –de unos 150 millones de euros–, frente al 72% en el sector dental.

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