En el 35 aniversario de su invención, la liposucción es, por un lado, la operación de cirugía estética más demandada por los españoles, con una media de 20.000 intervenciones al año, según cifras estadísticas de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). Se sitúa así por encima de las operaciones de aumento de mamas, unas 18.500 al año, y las blefaroplastias o intervenciones de cirugía de los párpados, unas 7.200/año.

Por otro lado, en pleno boom de técnicas supuestamente alternativas a la liposucción, ésta sigue siendo la única indicada para que las reducciones de grasa se ajusten a los objetivos estéticos perseguidos, ya que permiten extraer el tejido adiposo o graso en la cantidad requerida para conseguirlos. La liposucción, además, no destruye los adipocitos (las células de grasa), sino que los succiona sin eliminarlos durante una intervención quirúrgica, ayudada de anestesia local y suero.

Por tipologías, la liposucción abdominal es la más frecuente, con una quinta parte (20,3%) de las realizadas en nuestro país, seguida de la liposucción de flancos (14,8%), la de muslos (11,6%), la de trocánteres (las prominencias en la cabeza del fémur, con un 11,2%) y el resto (de rodillas, circunferencial, torácica, de piernas, cervical, etc.), con porcentajes inferiores al 10%. Por sexos, las intervenciones de liposucción se reparten entre un 84,6% de mujeres y un 15,4% de hombres.









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