Con la llegada del verano la mayoría de la gente quiere lucir un cuerpo bronceado y expone su piel durante más tiempo al sol, al calor y a otros agentes externos dañinos. Por ello, aún es más importante cuidarla y protegerla de posibles daños durante esta época del año.

Las quemaduras solares son el problema dermatológico más común en verano. En algunos casos estas pueden ser leves, pero en otras ocasiones pueden llegar a provocar serios daños en la piel. De igual forma, pueden aparecer más lunares en la piel debido a la mayor exposición a los rayos UVB que pueden dañar directamente al ADN de las células de la piel.

Poca prevención

Pese a existir un conocimiento generalizado sobre los peligros del sol, la mayor parte de la población no toma precauciones para evitarlos. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología, el 88% de las personas es consciente de que una exposición al sol excesiva aumenta el riesgo de cáncer de piel, pero solo el 18% de ellas se protege adecuadamente.

Por ello, los expertos recomiendan extremar las precauciones y cuidar, nutrir y conservar una piel sana durante los meses de calor. El Doctor Pierre Nicolau, referente internacional en medicina y cirugía estética y reparadora, ofrece una serie de consejos para proteger la piel y evitar problemas futuros.

Hidratación en profundidad

La piel se puede resecar a raíz de la exposición al sol, al agua de playas y piscinas y al viento. Cuando la piel está seca, luce más blanquecina y, en algunos casos, sufre picores. Para dar solución a este problema lo ideal es hidratarla convenientemente, así estará más sana, suave y radiante.

En este sentido, el Doctor Nicolau recomienda utilizar soluciones micelares para eliminar las impurezas de la piel, así como el uso de un sérum hidratante antes de aplicar la crema de día. “Estas cremas deben ser muy nutritivas, no grasas, con activos antiinflamatorios para calmar las irritaciones y antioxidantes para inhibir la acción de los radicales libres”, recomienda.

Protección solar

Todas las cremas de protección solar tienen un índice de protección, de 15 hasta 50. Es importante destacar que este índice no se refiere a la potencia de la protección sino a la duración de esta. Así, un índice de 1 a 5 va a proteger aproximadamente durante 45 minutos, un índice 30 hasta 1 hora y media, y uno de 50, el más potente, no más de 3 o 4 horas. Los índices de más de 50 no implican una protección más eficaz. “Debemos entender que protegerse del sol significa hacerlo también cuando estamos caminando por la calle durante el día. Es decir, si salimos a las 8 de la mañana utilizando una crema de índice 50, esta no nos va a proteger más de 3 o cuatro horas por lo que alas 12 deberíamos volver a ponernos protección”, añade.

Reducción del acné

Durante los meses de verano, el acné suele disminuir o desaparecer de la piel. El sol la seca y reduce los puntos negros que se producen por el sebo de la superficie cutánea. Sin embargo, este sigue depositado en la piel, por lo que se debería cuidar para que no vuelva a aparecer con la llegada del otoño.

La aplicación de aceites esenciales y vegetales aporta numerosas vitaminas a la piel, que ayudarán a mantener una hidratación óptima, reequilibrar el pH y controlar la producción de sebo. “Un peeling suave o un tratamiento con radiofrecuencia ayudarán a tratar las bacterias y la inflamación superficial que produce el acné. Aun así estos tratamientos no se deben utilizar durante el verano, debido al riesgo de que aparezcan manchas oscuras".

Dieta sana y equilibrada

La piel también necesita estar hidratada por dentro. El hecho de seguir una dieta sana y beber al menos 1,5 litros de agua diarios son las bases de una correcta hidratación. Además, la ingesta de vitaminas ayudará a reducir el crecimiento de los dañinos radicales libres.

Una dieta sana y beber al menos 1,5 litros de agua diarios son las bases de una correcta hidratación.

Las vitaminas A, C y E son antioxidantes y están presentes en numerosos alimentos veraniegos. La vitamina C se encuentra en muchas frutas y verduras, sobre todo aquellas de colores rojos y verdes y también en los cítricos. Además, estos alimentos tienen un alto nivel de carotenoides que estimulan la melanina, proporcionando un bronceado más bonito y duradero.

Por su parte, la vitamina A, que se halla de forma abundante en la mantequilla, el hígado, la yema de huevo y el queso, también ayuda a reducir el acné, además de actuar como un antioxidante natural. Respecto a la vitamina E, presente en los vegetales y también en aceites vegetales, nueces, almendras y otras semillas oleaginosas, será esencial para proteger la piel de los rayos solares y de todo tipo de agentes externos dañinos.









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