Operarse la nariz, aumentarse el pecho o modelar el contorno corporal ya no es un lujo. Pasar por el quirófano para corregir aspectos de nuestro físico que no nos gustan o alteraciones reales de la forma "se ha normalizado". Según explica José María Picó, vicepresidente de comunicación de la Asociación Española de Cirugía plástica y Estética (AECEP), la belleza ha pasado a formar parte de los indicadores de bienestar social, junto con tener un trabajo bien remunerado, una casa y un coche.
Hace veinte años, hombres y mujeres asumían sus características corporales como algo que les venía dado y un posible cambio estético quedaba reservado a ciertos ambientes o profesiones, como actores, modelos o personajes televisivos. Hoy, añade el presidente de esta asociación, Jesús Benito Ruiz, no sólo se realizan 400.000 procedimientos quirúrgicos de esta naturaleza en nuestro país, sino que, además, las personas operadas ya no se esconden. Muy al contrario, "se hacen selfies y comparten los resultados en redes sociales".
Los hombres, en sus filas
Esta "desdramatización" del bisturí conlleva, por otro lado, en palabras del máximo responsable de AECEP, la banalización de una profesión, la cirugía plástica, que se encuentra en permanente estudio y evolución, y que continúa resolviendo problemas, incluso de otras especialidades. Es decir, que actúa también en las llamadas cirugías secundarias para corregir aspectos derivados de intervenciones anteriores.
Incluyendo esta categoría y en un nivel global, la cirugía estética presenta un crecimiento exponencial anual del 4%, si hacemos caso a los datos ofrecidos en el último mes por la ISAPS, la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética. De ellos, y a nivel nacional, el 85% de los operados son mujeres, y el 15% varones.
Lo explica la doctora Marifé Prieto, que incide en la importancia de la realidad cultural y la localización geográfica de cada región a la hora de obtener las estadísticas, no sólo en cuanto a sexo, sino también en relación a las intervenciones demandadas. Así, el aumento de glúteos, muy practicado en Latinoamérica, por ejemplo, es una intervención escasamente solicitada aquí. Los motivos: la exposición continua del cuerpo en países de sol y playa.
Lo mismo ocurre, explica Benito Ruiz, con la liposucción de alta definición, una técnica que persigue la escultura del cuerpo, muy demandada en estos países y de muy bajo perfil en el nuestro. "La High Definition -añade-, consiste en definir las zonas del cuerpo: más cadera, menos cintura, logrando 'dibujar' las sombras de la musculatura. Se trata de una evolución del concepto tradicional de liposucción".
Todo influye tanto en la demanda como en los resultados de la cirugía estética: el tipo de piel, la distribución de la masa corporal, las costumbres de vida, el lugar geográfico y los grupos sociales.
En este último punto, desde AECEP, se identifica al colectivo gay como uno de los que más demandan tanto cirugía como medicina estética.
El público gay, una demanda en crecimiento
Los pectorales marcados o glúteos musculados son las operaciones de cirugía estética más de moda entre el público gay.
Las prótesis para pectorales marcados que se utiliza en el caso de la cirugía aumentativa son de silicona o derivados y duran para siempre, ya que con los últimos avances en cirugía estética, éstos apenas se deterioran con el tiempo. Se trata de prótesis que se diseñan a medida de cada paciente. También ocurre con los implantes de glúteos musculados, en ambas intervenciones bajo anestesia local y sedación y donde el paciente se va a casa el mismo día de la operación de cirugía estética.
Pero pese a esto, las operaciones de cirugía estética más demandadas entre el público gay, siguen siendo las mismas que en el resto de los hombres. Dos son las operaciones estéticas más demandadas por los hombres en general, la rinoplastia y la otoplastia o cirugía de las orejas. Además de un crecimiento exponencial durante los últimos años de la cirugía de los párpados en hombres de más de cincuenta años y la reducción de senos o ginecomastia en personas con sobrepeso o que se han sometido a estrictas dietas de pérdida de peso.
En este último grupo se incluyen los tratamientos mínimamente invasivos que luchan contra el envejecimiento, como la toxina botulínica, los rellenos con ácido hialurónico o la mesoterapia (ácido hialurónico enriquecido con vitaminas). Por supuesto, los tratamientos con láser, radiofrecuencia, los ultrasonidos y otros procedimientos a realizar en clínica.
Los avances tecnológicos han permitido, explican desde esta asociación, un crecimiento de este sector del 100% en algunos periodos recientes. La razón: las necesidades del paciente no quirúrgico, quien no quiere o no puede pasar por el quirófano y no renuncia mejorar su apariencia.