El intrusismo en tratamientos de Medicina Estética está sufriendo un incremento “alarmante”, principalmente en administración de toxina botulímica (bótox) y ácido hialurónico, según ha alertado la Asociación de Médicos de Medicina Estética de Sevilla (AMMES), que agrupa a unos 110 especialistas.
Sólo en los últimos seis meses, esta asociación ha denunciado formalmente a cinco establecimientos en la provincia de Sevilla. Por aplicar estos tratamientos sin la necesaria titulación médica, ha explicado a EFE el presidente de AMMES, Moisés Rodríguez Abascal. Quien ha señalado que es un fenómeno que se está produciendo por igual en toda España.
Estas denuncias se tramitan a través del Colegio de Médicos de Sevilla. Y, en el ámbito judicial, encuentran la dificultad de discernir si se trata de “invasión competencial” -una actuación para la cual no se está facultado-. O de “intrusismo” -cuando unas personas se atribuyen ser médico sin serlo-, según ha matizado Rodríguez Abascal.
Este médico ha aclarado igualmente que no existe la especialidad médica de Medicina Estética -sí la de Cirugía Plástica Reparadora y Estética-. Pero que esos tratamientos los aplican médicos “suficientemente formados en másteres universitarios”. Y, aclara, lo que habilita para ejercer la Medicina Estética es el título de licenciado o grado en Medicina y no ningún máster universitario.
Médico responsable de tratamientos
Sólo los médicos pueden prescribir y administrar la toxina botulímica y el ácido hialurónico. Y cualquier centro de “Medicina Estética” tiene que contar al menos con un médico responsable de estos tratamientos. Y debe ser él mismo quien los lleve a cabo, ha insistido el facultativo.
Rodríguez Abascal ha citado un informe de la Unidad de Fármacovigilancia de la Sociedad Española de Medicina Estética. Según el cual, en los dos últimos años, las complicaciones médicas derivadas de estos tratamientos han aumentado un 300 por ciento.
Los médicos dedicados a Medicina Estética comunican a esa unidad cada paciente que reciben en sus consultas con daños de este tipo. Pero encuentran la dificultad de que la mayoría de los pacientes dañados no quieren ni denunciar ni testificar en caso de denuncia por parte de los propios médicos.
La mayor parte de estas complicaciones se deben a inyecciones de ácido hialurónico que afectan a vasos sanguíneos. Lo que puede provocar necrosis de la piel y hasta ceguera. Mientras que en la aplicación de bótox el problema más importante es la caída del párpado superior. Por pinchar demasiado cerca de la ceja, según ha detallado Rodríguez Abascal.
Quemaduras por láser
Otras lesiones son quemaduras por mal empleo de láser, aparatos que los centros de estética sí están autorizados a manejar. Pero hasta una determinada potencia, a partir de la cual se reserva a uso médico. Y cuyos soportes informáticos son fácilmente manipulables para obtener esa potencia superior.
La mayor parte de casos de intrusismo, según el médico, se detecta en locales de centros de estética e incluso peluquerías, de tal modo que, en el caso de Andalucía, el Gobierno regional emitió una orden a finales del mes pasado, bajo el epígrafe de “Guía de Funcionamiento de Medicina Estética”, que establece que debe haber una separación completa entre ese tipo de centros y los que empleen a un médico en sus tratamientos.
O sea, la separación debe ser física entre local y local, de modo que deben disponer de puerta de acceso distinta y hasta contar con recepciones y consultas distintas.
La AMMES en sus redes sociales trata de concienciar sobre la necesidad de que sean médicos quienes prescriban y suministren estos tratamientos con lemas como “Si es Medicina Estética es cosa de médicos”.