Cirujano brasileño, considerado el padre de la cirugía estética moderna, narran todas las crónicas, y así ha pasado a la historia, lamentablemente desaparecido en 2016, Ivo Helcio Jardim de Campos Pitanguy, más conocido como Ivo Pitanguy, nacía el 5 de julio de 1926 en Belo Horizonte, Brasil, hijo de Maria Staël Jardim de Campos Pitanguy, poeta y humanista, y de Antônio de Campos Pitanguy, médico cirujano y también humanista.
Cirujano plástico, profesor y escritor, miembro de la Academia Nacional de Medicina y de la Academia Brasileña de Letras, exportó su visión de la cirugía estética al mundo desde este bello país del continente americano, haciendo precisamente, de la belleza, su baluarte y aliado para el éxito que conquistó todas las fronteras. En 2008, la revista Nueva York se refirió a él como "el rey de la cirugía plástica". La alemana Der Spiegel, dijo de él que era "el Michelangelo del bisturí". En su obituario, el New York Times mencionó que durante el siglo XX, tal vez solo el futbolista Pelé y la cantante de samba y actriz Carmen Miranda fueran los dos únicos brasileños que consiguieran sobrepasar en reconocimiento internacional, y no por mucho, a Pitanguy.
Estética y filantropía
Este mago, humanista, infatigable y grandioso personaje, jamás abandonó su pasión por la cirugía y la belleza. Ya octogenario proseguía con su actividad en la clínica que lleva su nombre, centro de referencia, en el que se han formado además los mejores cirujanos plásticos del mundo entero. Pero su reconocimiento universal no trata sólo de cirugía estética, sino también de filantropía.
Porque Pitanguy prestaba atención y mucha y muy especial a las personas que no tenían recursos y necesitaban alguna intervención que les permitiera y facilitara vivir armoniosamente en y con la sociedad. Así, y curiosamente, el culto al cuerpo, uno de los símbolos de la sociedad de fines del siglo XX y principios del XXI, encontró en Ivo Pitanguy a un personaje singular que la elevo al sumun a través de facetas y vertientes muy distintas, no sólo referidas a la estética, sino también a la humanidad y la solidaridad. Para el padre de la cirugía estética moderna, ésta, la cirugía plástica, estética y reparadora era una rama de la medicina que, a tenor por algunos tachada de frívola no debería apartarse de los postulados éticos. Algo que llevó a gala a lo largo de todo su ejercicio, y en realidad lo que dio origen a su pasión por la belleza.
Pitanguy, a su vez autor de más de 1.800 publicaciones, entre libros, capítulos de libros, prefacios, conferencias y artículos científicos, trabajó incansablemente por convertir la profesión en algo más y más prestigioso y respetable.
Preparación y estudio infatigable
Tras cursar los primeros estudios y secundaria en su ciudad natal, ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad Federal de Minas Gerais, pero en segundo se matriculó en la Universidad de Brasil, actual Universidad Federal de Río de Janeiro, donde se licenció en 1946. Terminados sus estudios en Brasil, partió hacia una larga peregrinación para perfeccionar sus conocimientos con autoridades en la materia en Estados Unidos y en Europa, gracias a una beca que le concedió el Institute of International Education.
Trabajó, entre otros, con el doctor John Longacre en el Bethesda Hospital de Cincinatti, y como médico visitante en la Clínica Mayo (Minnesota) y en el servicio de cirugía plástica del doctor John Marquis Converse, en Nueva York. Posteriormente, se unió a los más prestigiosos médicos de la especialidad en el Hospital Americano de París y en otras instituciones francesas. Terminó su periplo europeo en Inglaterra, donde prestó sus servicios en el Park Prewest Hospital, el Basingstoke and Rooksdownhouse Hospital, el Queen Victoria Hospital, cuyo departamento de cirugía plástica dirigía el prestigio doctor sir Archibald McIndoe, el Churchill Hospital y, finalmente, en el Royal Orthopedics Hospital (Derbyshire).
De regreso a su país, en 1949 empezó a poner en práctica sus conocimientos en el Hospital Santa Casa de Misericórdia de Río de Janeiro, cuya sección de cirugía plástica dirigiría a partir de 1952. En 1954 fundó el primer Servicio de Cirugía Plástica para quemaduras y reparadora en el Hospital Souza Aguiar, de la misma ciudad, cuando ya había sido nombrado jefe del servicio de la Casa de Misericórdia. En 1961 ideó y organizó el Servicio de Quemados del Hospital Antônio Pedro, con ocasión del trágico incendio que asoló el Circo Norteamericano en Niterói, en el que quinientas personas perdieron la vida y más de cuatro mil sufrieron quemaduras de diferente consideración.
Los famosos que lo adoraban
Su biografía podría decirse, es interminable. Cerca de 100.000 operaciones y rostros famosos y no famosos cincelados por su mano maestra, sin que se note. Sofía Loren, Úrsula Andres o Llina Llollobrigida fueron algunas de sus devotas en el origen. Pero hay muchos más. Pitanguy mantuvo siempre su lista de pacientes en secreto, aparte, de las ya citadas, algunas filtraciones y medios confirmaron en su momento que por sus manos pasaron Farah Diba, Jackie Onassis o Elizabeth Taylor.
Celebridades y gente anónima de diversas latitudes ha pasado por sus manos de modo constante a lo largo de décadas: "Ello me enseñó que el ser humano es uno solo, y el bienestar en su intimidad no es una consecuencia del sentido de salud orgánica, sino el sentido de convivir en paz con la propia imagen, pues el rostro de cada individuo refleja su carácter y temperamento, es el espejo de su universo interior", declaraba Ivo en una de sus centenares de entrevistas.
Su fama se extendió como la pólvora y fue idolatrado por emperatrices, astros del cine y del rock, celebridades de todas las épocas. Al mismo tiempo que ejercía de profesor o conferenciante en más de un centenar de instituciones médicas o asociaciones de cirugía plástica en los cinco continentes, donde, aparte de sus conocimientos teóricos, ha realizado incontables demostraciones quirúrgicas.
Clínicas Ivo Pitanguy
Capítulo aparte merece su clínica, fundada en 1963 y que bautizó con su propio nombre. La misma contaba a su vez con el Centro de Estudios Ivo Pitanguy (CEIP), asociación sin ánimo de lucro destinada a la investigación y al perfeccionamiento de la cirugía plástica. En su cátedra de la Santa Casa de Misericórdia y de la pionera Clínica Ivo Pitanguy se han formado, en un curso que consta de tres años teórico-prácticos, más de medio millar de cirujanos plásticos de Brasil y otros tantos de otros cuarenta países. Muchos de los cirujanos más reconocidos actualmente en nuestro país estuvieron allí. Los cuales coinciden en calificar su bisturí de 'mágico'. Sin duda, figuras como ésta se dan sólo una vez tras mucho tiempo, aunque otro con las mismas cualidades de Pitanguy será difícil que se vuelva a dar.