"'La belleza humana es
el lujo de la naturaleza".
Doménico Cieri Estrada,
escritor mexicano (1954).
El nicho por excelencia de los denominados influencers, Instagram, es el espejo donde mirarse para los millones de usuarios de esta red. Nombres como Kylie Jenner, Carla Hinojosa o Chiara Ferragni arrasan con sus selfies de vida 'maravillosa' y belleza 'extrema'. Pero, si existe una reina, con casi 100 millones de seguidores, ésa es Kylie Jenner, 20 años, defensora confesa de cualquier técnica, cirugía o tratamiento de belleza que, en su opinión, mejore su imagen.
Los expertos aseguran que los influencers son los principales responsables de las operaciones de un estimable porcentaje de pacientes que quieren ser como sus ídolos en Instagram. El debate está servido. ¿En realidad son necesarias este tipo de intervenciones en quienes a priori no hay nada que mejorar? ¿Se está frivolizando sobre el canon de belleza del siglo XXI a consecuencia de fotografías y cuentas 'influyentes'? ¿Por qué triunfa una estética en la que todo ha de pasar por la cirugía estética? Y, sobre todo, ¿es ético que los adolescentes se sometan a este tipo de operaciones de cirugía plástica para disfrutar de los mismos rasgos que las principales cuentas de Instagram ponen de moda?
Lo que está claro, tal y como ya hemos escrito sobre ello en beautymed (Los influencers y sus retoques predilectos) es que estos cuentan con miles de seguidores en las redes sociales y, sabedores de la importancia de su físico, recurren frecuentemente a intervenciones estéticas que, en consecuencia, también se ponen de moda entre sus fans.
Asociaciones y profesionales de la Cirugía Plástica no se cansan de analizar y denunciar esta dinámica. El sí a mejorar nuestra imagen está claro, el no a distorsionarla o a cambiarla cuando aún se está en la pubertad y sin ninguna necesidad ha de ser rotundo.
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