I Curso de Ginecología Infanto-Juvenil

Las malformaciones en las mamas son un problema evidente desde la niñez y la infancia. Y sus consecuencias no sólo son una cuestión física o estética. Las relaciones sociales, la autoestima y el equilibrio psicológico de las jóvenes que sufren estos problemas se ven seriamente afectados. "Los efectos psicológicos en muchos casos pueden ser graves y para toda la vida", apunta Emma Araya, cirujano plástico de la Clínica Sáinz Arregui.

La especialista ha analizado este tema durante el I Curso de Ginecología Infanto-Juvenil que se celebró el viernes 16 de abril de 2010 en Bilbao. Este evento, dirigido por el ginecólogo José Antonio Iparraguirre, es el primero que se organiza en España y está avalado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Sociedad Vasca de Ginecología y Obstetricia (SVGO) y la Fundación de Estudios Sanitarios.

Los pacientes que requieren cirugía estética en estos casos suelen ser chicas jóvenes a partir de 16 años. Siendo menor de edad, ¿hasta dónde pueden intervenir los padres a la hora de aprobar estas intervenciones? El experto José Sáinz Arregui, cirujano plástico de la Clínica Sáinz Arregui, ha explicado durante este curso cuáles son los aspectos médico-legales que enmarcan la cirugía estética.

A priori, existe un contrasentido entre las recomendaciones de organismos internacionales y la propia legislación. Mientras que sociedades científicas apuntan los 18 años como edad mínima para realizar una cirugía estética, las leyes señalan que un joven de 16 años, emancipado, puede ser intervenido aunque no haya consentimiento paterno.
Así, tal y como afirma el experto, "fijar la madurez psicológica en los 18 años va en contra de la propia legislación". Los menores maduros pueden tomar decisiones respecto a someterse o no a intervenciones quirúrgicas. Y cuando el menor tiene más de 16 años puede decidir por sí mismo aunque sus padres no lo aprueben. "El profesional debe ser sensato y proporcionar una información clara, completa y exhaustiva", apunta el cirujano.

A la consulta acuden en muchas ocasiones madres e hijas. Jóvenes que padecen alguna alteración mamaria y que, en la mayoría de los casos, ven afectada su vida social y su estado psicológico. Tras un proceso muy exhaustivo de información, la familia toma una decisión. "Cuando están de acuerdo, perfecto. Pero en ocasiones la hija quiere operarse y los padres no". En estos casos, la ley ampara al menor y le otorga el derecho a decidir. Sin embargo, como estas operaciones suelen estar costeadas por los padres, si ellos no pagan la joven no se puede operar. "Hemos tenido chicas que han venido a operarse con su primer sueldo".

Según explica Sáinz Arregui, es fundamental abandonar el lado frívolo que rodea hoy en día a la cirugía estética. Y en las intervenciones a menores "resulta imprescindible informar y educar a los propios padres para que sean conscientes del problema que vive su hija".

Respeto a la normativa, el experto destaca el caso de la comunidad autónoma andaluza, pionera al haber introducido un texto novedoso respecto a la cirugía estética en menores. Para estos casos, el paciente menor de edad debe acudir a un psicólogo -independiente de la consulta que vaya a operar-, y éste realizará un informe que se añade a la historia clínica del paciente. Además, se ha creado un registro de cirugía estética a menores, donde todos los centros privados deben introducir los datos de las intervenciones que realizan.

Desde la Clínica Sainz Arregui sus profesionales afirman extremar el cuidado en estos casos. "En ocasiones también hemos derivado a la menor a un psicólogo, ya que no siempre el problema se soluciona sólo con cirugía". Desde su experiencia, estos cirujanos señalan que el éxito en estas intervenciones para tratar alteraciones mamarias llega prácticamente al 100%, tanto desde el aspecto físico como el psicológico.

Asimetrías mamarias y mamas tuberosas, las más comunes
Las alteraciones en el desarrollo de las mamas y sus malformaciones se manifiestan ya en la adolescencia y requieren cirugía plástica. Y aunque existe una corriente de pensamiento que relaciona la prótesis mamaria con motivos estéticos, estos casos suponen un problema físico y psicológico para quien lo padece.

Tal y como señala Emma Araya durante este curso, las alteraciones en el desarrollo de las mamas más comunes son la asimetría y las mamas tuberosas. Hay chicas muy jóvenes que padecen hipertrofias severas (mamas muy grandes), pero en la mayor parte de los casos esta especialista ha tratado casos de hipoplasias (falta de desarrollo en las mamas).

Otro tipo de malformaciones en chicas adolescentes suelen ser las mamas tuberosas (desarrollo insuficiente de la parte inferior de la mama, en muchos casos hay un cierto grado de caída y herniación de la areola) o el síndrome de Poland (falta completa de una mama). “Todos estos casos requieren cirugía plástica y la mayoría necesitan una prótesis mamaria”, apunta Emma Araya.

No hay más riesgo de cáncer por llevar prótesis mamaria
Este primer Curso de Ginecología Infanto-Juvenil, pionero en España, también abordó la legislación y la normativa que rodea actualmente a los implantes mamarios. El cirujano José Sáinz Arregui, experto en estas cuestiones, explicó también la relación entre los implantes de silicona y las enfermedades del tejido conectivo. "Numerosos estudios evidencian que las posibilidades de tener enfermedades del tejido conectivo o enfermedades neurológicas son las mismas en pacientes con prótesis mamaria que en pacientes sin prótesis", señala.
Además, el especialista ha apuntado que el riesgo de padecer un cáncer de mama no aumenta en las mujeres con implantes mamarios: "No existe ninguna relación".

Acerca de las últimas polémicas surgidas por implantes mamarios defectuosos -en marzo Francia dio la voz de alarma-, el cirujano de la Clínica Sáinz Arregui señala la importancia de utilizar materiales y prótesis de calidad. En su protocolo de actuación estos profesionales extreman la seguridad.
Para ello, utilizan tres hojas con las tarjetas de la prótesis utilizada y la referencia del material. "Una se entrega al paciente, otra es para la clínica y otra se envía al propio fabricante". De esta forma, es fácil controlar qué paciente lleva determinada prótesis. "Ante una reclamación, este método es una forma seria, rigurosa y segura para controlar los materiales y poder notificar los pacientes que llevan la prótesis", apunta Sáinz Arregui.

Fuente: DOIN Comunicación.