Facial Overfilled Síndrome (FOS), cuando el rostro se rellena en exceso
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El Facial Overfilled Síndrome (FOS) ocurre cuando los volúmenes del rostro, especialmente los del tercio medio, se ven desproporcionados por culpa de infiltraciones excesivas, que no respetan los tiempos, no han sido colocadas en el lugar correcto, y a menudo de una adicción de la paciente a los rellenos.
Las inyecciones de ácido hialurónico para recolocar o aportar volumen son un tratamiento estrella en las consultas médicas y el resultado, con una buena praxis, es muy natural y favorecedor. Sin embargo, con el aumento de la demanda y el afán por frenar el reloj, también ha llegado un incremento de las complicaciones derivadas.
Como explica la Dra. Conchita Pinilla, especialista en cirugía plástica, “el relleno tiene una función: aportar la estructura ósea necesaria para que se envejezca más despacio (con la edad esta se reabsorbe), y por lo tanto tiene que ser natural. La desproporción del volumen especialmente en pómulos y mejillas es producto de varias cosas”:
» El deseo del paciente de evitar el descolgamiento llevado al límite, es decir, que cada vez pide más.
» El ácido hialurónico es el único que permanece estable y los granulomas prácticamente son inexistentes, aunque en la zona malar podría haber eventualmente inflamación que requiera tratamiento. Si hay sobre relleno con este material suele ser porque el paciente desarrolle adicción a la técnica o el protocolo no es el adecuado.
» La grasa autóloga en la primera fase: “Para frenar la flacidez las técnicas existentes son las de retracción cutánea (Ultherapy, láser, radiofrecuencia, etc.), rellenos o técnicas quirúrgicas de lifting. Los cirujanos plásticos decidimos no ser drásticos en el estiramiento y actualmente lo compaginamos con infiltraciones para que el resultado sea más natural. Suelen ser de grasa autóloga, y esto exige sobrellenar porque luego solo prende el 70%, pero el efecto es temporal”, dice la especialista.
» Los rellenos indebidos de productos que producen granulomas y un resultado que va aumentando en el tiempo, es decir, biopolímeros (silicona), que no están permitidos a día de hoy. Estos favorecen la llamada “huella estética negativa”, de la que tanto se habla, es decir, que los tratamientos “se noten” con el tiempo, y no para bien, y cambie la expresividad.
» Valoraciones tempranas de tratamientos que producen inflamación, la cual se reduce a los escasos días.
» Los rellenos de antes, exagerados.
La doctora Mar Lázaro, por su parte, especialista en medicina estética, señala la diferencia entre los rellenos de antes y los de ahora. “Antiguamente se ponían demasiados viales, entre 8 y 15 por sesión, ya que se buscaban pómulos exagerados. Además, acababan pesando, especialmente en la zona del tercio medio; ahora vemos las consecuencias. Por suerte la tendencia actual aboga por la naturalidad y el menos es más. Por otro lado hay cierta genética que parece predisponer al incremento de volumen al realizar una infiltración. Y por último, hay pacientes a los que las infiltraciones no se les reabsorben por completo, de ahí la importancia del diagnóstico personalizado”.
La solución
“La clave para evitar los rellenos no adecuados está en la prevención, sobre todo, y la elección de un buen profesional, médico y con experiencia en estética, así como optar por materiales reabsorbibles, que induzcan muy poca reacción tisular y se integren bien en el tejido con resultados naturales, el principal: el ácido hialurónico”, termina la Dra. Conchita Pinilla.
Por su parte, la Dra. Lázaro aconseja “lo primero realizar un buen diagnóstico facial donde ver las proporciones, qué y cuántos rellenos lleva y desde cuándo, elegir en función de ello el protocolo y el producto adecuado, siempre de calidad. A su vez, poner poca cantidad en cada sesión y que sea progresivo”.
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