Un reciente estudio llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, publicado en el Journal of the American College of Cardiology ha derribado la creencia popular de que tener unos kilos de más no perjudica a la salud. Tener sobrepeso sí la perjudica y mucho. Así lo aseguran desde la clínica Opción Médica, donde hace casi 40 años que se dedican a combatir el sobrepeso y la obesidad.

A pesar de ser una enfermedad, la mayoría de los pacientes que acuden a la clínica solo son conscientes de tener unos pocos kilos de más y prestan mayor importancia a la vertiente estética que a la propia enfermedad y sus consecuencias. Al principio, la obesidad solo afecta a la parte anímica y emocional, a la autoestima y a la interrelación con los demás. Pero con el paso de los años se desatan los demonios y, según el grado de sobrepeso o de obesidad, este puede dificultar la vida de manera muy significativa e incluso acortarla. De hecho, el 15% de las muertes están relacionadas con el exceso de peso.

No existe la 'pastilla mágica'

Cuando el obeso toma conciencia de que debe perder peso, por decisión propia o indicación médica, busca desesperadamente algún tipo de tratamiento que -sin esfuerzo personal- le ayude a reducir peso. De ahí tantos tratamientos inútiles e incluso peligrosos que aparecen un año tras año. Es el gran negocio de la obesidad.

La obesidad es una enfermedad progresiva y de origen multifactorial aún desconocida. A pesar de los avances que año tras año aparecen, queda mucho por investigar y conforme surjan nuevos descubrimientos, se deberá adaptar el modelo terapéutico.

La realidad es que no existen fórmulas mágicas. Para poder perder peso es necesario someterse a una restricción calórica prolongada: hacer dieta. Pero las dietas fracasan a medio y largo plazo en el 99% de los casos. El ser humano es capaz de sacrificarse para alcanzar un objetivo concreto, pero si este sobreesfuerzo se prolonga demasiado tiempo, la fuerza de voluntad disminuye. Por eso, cuando se vuelve a los hábitos antiguos, se recupera rápidamente lo perdido. E incluso se ganan algunos kilos de más.

Qué hacer entonces

Hoy, gracias a la medicina del siglo XXI, existen varias alternativas para ayudar a controlar el apetito y la saciedad (balones gástricos, método Pose, cirugías bariátricas, etc.) pero, a pesar de estas ayudas, sin la modificación de la conducta y un buen seguimiento multidisciplinar, el fracaso será absoluto.

Desde hace años, la clínica profesa como base fundamental del tratamiento contra la obesidad el cambio de hábitos nutricionales y de estilo de vida. Si el paciente no está decidido a emprender este camino para poder afrontar esta nueva etapa de su vida -el cambio- es mejor que espere a sentirse preparado.
Para lograr estas metas, en el año 1997 ya introdujeron el soporte psicológico y nutricional. Al principio, el acompañamiento por parte de los profesionales al paciente era solo de seis meses. Hoy en día, desde el centro han constatado la necesidad de alargar este apoyo durante dos o tres años, dependiendo de las necesidades individuales de cada paciente, para obtener resultados duraderos.

El obeso, cuando toma conciencia de que realmente ha de perder peso, sea por decisión propia o por indicación médica, busca desesperadamente algún tipo de tratamiento que -sin esfuerzo personal- le ayude a reducir el peso.

A través de sesiones personales y grupales, el equipo del centro actúa sobre los trastornos de la conducta alimentaria, reeducan al paciente y le enseñan a erradicar el mecanismo ansiedad-hambre. Se trata tanto de aprender a comer de forma más saludable, como de establecer una base emocional que permita adquirir o readquirir herramientas psicológicas positivas frente a la comida.

La solución 360º

Además del seguimiento nutricional y psicológico prolongado, el equipo de la clínica ha decidido dar otra vuelta de tuerca e incorporar un fisioterapeuta, un entrenador personal y un chef. Se trata de abarcar el problema desde una perspectiva 360º para conseguir una inmersión total del paciente en su nuevo estilo de vida. Adquirir costumbres más saludables, pero completamente aplicables a su día a día, compatibles con su vida familiar y social y, sobre todo, sin restricciones.

Médicos, endocrinos, endoscopistas, psicólogos, psiquiatras, nutricionistas, fisioterapeutas, entrenadores personales y chefs trabajan conjuntamente con un solo objetivo común: ayudar al paciente a abandonar la obesidad para siempre. Sin la participación de todas estas figuras, no es posible afrontar con garantías de éxito un tratamiento para combatir la obesidad.

Un 98% de eficacia

Este modelo de tratamiento, único y pionero a nivel nacional, les ha permitido alcanzar una cuota de éxito del 98%.
La obesidad es una enfermedad progresiva y de origen multifactorial aún desconocida. A pesar de los avances que año tras año aparecen, queda mucho por investigar y conforme surjan nuevos descubrimientos, se deberá adaptar el modelo terapéutico. No obstante, gracias a la experiencia del centro, pueden asegurar que si se sigue correctamente el tratamiento, se puede vencer a la obesidad.









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