El lipofilling consiste en extraer grasa sobrante de una parte del cuerpo y usarla como relleno natural mediante infiltración en otras zonas. Con el lipofilling facial se puede rellenar el arco de las cejas, las arrugas, el aspecto torcido de la frente, los labios, los pliegues de la mandíbula, mejillas hundidas, ojeras, pómulos, sienes hundidas, surcos nasogenianos y, en general, restaurar el óvalo facial.
La inyección de grasa en determinadas zonas de la cara ricas en vascularización, como en la región malar (pómulos) y en el surco nasogeniano, permite la recuperación del óvalo facial y perfilar de manera precisa los contornos y relieves faciales. El resultado es un rejuvenecimiento completo a nivel facial.
El tejido adiposo
El tejido que se va a autoimplantar es tejido adiposo o graso, por su alto contenido en adipocitos. Es uno de los tejidos más abundantes ya que representa casi el 20% del peso corporal del hombre y casi el 25% de las mujeres.
El tejido adiposo tiene funciones de amortiguador. Protege y mantiene en su lugar los órganos internos y otras estructuras externas del cuerpo. Además, tiene funciones metabólicas y es el encargado de generar grasas para el organismo. La grasa de las células está compuesta fundamentalmente por lípidos, en concreto triglicéridos. La función de los adipocitos es la acumulación de estos triglicéridos.
Técnica del lipofilling facial
Normalmente se utiliza como zona donante o de extracción una zona rica en adipocitos, como puede ser la zona del abdómen, la región infraumbilical. La intervención se realiza en quirófano, principalmente mediante anestesia local y sedación. Para la obtención de la grasa se utilizan unas cánulas especiales y muy finas para evitar que las células grasas se destruyan. La extracción ha de ser rápida y poco traumática.
La grasa extraída se centrifuga para separar por densidades las células grasas puras de los componentes sanguíneos que puedan quedar y los triglicéridos en suspensión. Se evacúa la parte acuosa y después la parte aceitosa de los adipocitos destruídos. Entonces ya tenemos la grasa compacta.
Una vez obtenida la grasa limpia de componentes innecesarios como sangre, suero, triglicéridos o tejido de adipocitos destruídos, se inicia el implante.
Se debe implantar de forma muy cuidadosa en las zonas elegidas. Hay que evitar traumatizar los fragmentos de grasa para que en los días posteriores prendan adecuadamente. De la misma forma, se debe conseguir la mayor superficie de contacto posible entre los implantes y el tejido receptor. Los implantes de grasa extraídos pueden ser congelados para ser inyectados posteriormente.
Resultados del lipofilling
En los días posteriores a la implantación, puede ser que los resultados se encuentren por debajo de las expectativas. Esto es así porque la corrección se atenúa con el paso del tiempo, ya que una parte de la grasa implantada es absorbida por el cuerpo. La corrección va disminuyendo de un 30% a un 60% en los meses siguientes y se debe esperar unos tres meses para evaluar la durabilidad a largo plazo. Pasado ese tiempo, se determina si es necesario o no realizar un nuevo tratamiento. Se puede proceder a inyecciones sucesivas para permitir un volumen implantado acorde con el resultado deseado.
Contraindicaciones y efectos secundarios del lipofilling
Al ser una autoimplantación de tejido adiposo propio del mismo organismo, no produce alergias ni rechazo. No es aconsejable a personas delgadas o musculosas porque suelen tener poca grasa bajo la piel y ésta se extraerá con dificultad y traumatismo.
Asimismo, se deberán tomar precauciones en pacientes con diabetes y en aquellos sujetos que presenten dermatosis o lesiones acnéicas.