El cálculo ponderal, las medidas o el recuento de calorías no son parámetros suficientes para establecer una dieta que funcione. Gracias a la genética, hoy podemos determinar los alimentos y el estilo de vida más eficientes para conseguirlo, ya que no todos los individuos responden a la eliminación de hidratos, ni el ejercicio es una fórmula universal para bajar de peso.
Genes, ¿se activan o no se activan? Cuestión de nutrigenética
Aunque los genes constituyen la base de nuestra biología, no podemos culparlos del peso que adquirimos porque éste, no depende sólo de la herencia genética. Gracias a la epigenética, hoy se sabe que nuestros hábitos y estilo de vida pueden activar los genes…¡O no!
La alimentación y los nutrientes que ingerimos modifican su comportamiento, accionando o neutralizando, la forma en la que se expresan.
De cómo conseguirlo se encarga la nutrigenética, rama de la ciencia que ha demostrado la trascendencia de nuestros hábitos alimenticios no sólo en nuestras propias vidas, sino en la de generaciones posteriores.
Tal y como explica la nutricionista Cristina Rodriguez Alconada de IML, Instituto Médico Láser, “somos lo que han vivido nuestros abuelos, pero lo bueno es que esto es modificable. Nuestra alimentación y estilo de vida pueden cambiar la expresión de los genes relacionados con enfermedades".
Dieta, no solo calorías
El metabolismo del cuerpo humano comprende un conjunto de reacciones químicas tan complejas, que no podemos reducirlo a un recuento de calorías ingeridas y calorías eliminadas. En todo este proceso no solo hay que tener en cuenta las funciones de cada macronutriente dentro del organismo, sino su efecto sobre:
» La microbiota intestinal. Es el conjunto de microorganismos residentes en el tracto digestivo. El 90% de los 100 billones que la componen, posee dos familias de bacterias cuyo desequilibrio puede determinar la predisposición a la obesidad. Es el cociente entre las bacterias Firmicutes y las Bacteroidetes, cuya balanza a favor de las primeras implica mayor riesgo de subir peso. No por pequeño es menos importante el 10% de la microbiota restante. La Akkermansia Muciniphila de la familia Verrucomicrobia por ejemplo, puede cumplir un papel clave en la fisiopatología de la obesidad, la diabetes tipo 2 y la inflamación metabólica.
» La metabolización en el tejido adiposo. Considerado una reserva energética hasta ahora, tiene sin embargo una gran importancia en la forma que los alimentos se metabolizan. Hoy está considerado un complejo órgano endocrino, cuyo exceso produce sustancias proinflamatorias con posibles problemas para la salud (diabetes tipo II) y riesgo de inflamación crónica silenciosa. Algunas de estas adipocinas, que es como se llaman, cumplen un papel importante en el desarrollo de la obesidad.
- Leptina. Su función es dar la señal de saciedad al cerebro. Favorece la obtención de energía a partir de las grasas almacenadas y aumenta la sensibilidad a la insulina.
- Adiponectina. Favorece la obtención de energía a partir de las grasas almacenadas, metaboliza la glucosa, mejora la sensibilidad de la insulina y tiene cierto efecto antiinflamatorio.
- Resistina. Interfiere en la resistencia a la insulina y en los procesos inflamatorios.
Genética y Epigenética
Constituyen el tercer parámetro a tener en cuenta además de la microbiota y el tejido adiposo, a la hora de abordar una dieta que funcione.
Según datos estadísticos, la herencia genética supone el 70% del riesgo a padecer algún tipo de sobrepeso.
Por eso, una estrategia basada en la epigenética y en un test genético personalizado es de 2 a 3 veces más efectiva para bajar el peso y modular la expresión de los genes que determinan su desarrollo.
El metabolismo del cuerpo humano comprende un conjunto de reacciones químicas tan complejas, que no podemos reducirlo a un recuento de calorías ingeridas y calorías eliminadas.Aunque los genes constituyen la base de nuestra biología, no podemos culparlos del peso que adquirimos porque éste, no depende sólo de la herencia genética.
Gracias a la epigenética, hoy se sabe que nuestros hábitos y estilo de vida pueden activar los genes, o no.
La alimentación y los nutrientes que ingerimos modifican su comportamiento, accionando o neutralizando, la forma en la que se expresan.
De cómo conseguirlo se encarga la nutrigenética, rama de la ciencia que ha demostrado la trascendencia de nuestros hábitos alimenticios no sólo en nuestras propias vidas, sino en la de generaciones posteriores
Marcadores genéticos
Entre los marcadores genéticos que Diet Gen de IML analiza, se encuentran dos de gran interés para bajar peso.
» Sensibilidad a la insulina. La insulina es una hormona fabricada por el páncreas que facilita el transporte de la glucosa desde la sangre hasta los adipocitos, donde se convierte en grasa. Las personas con sobrepeso a menudo, tienen receptores en la célula grasa que no responden correctamente a la entrega de insulina. Cuando no absorben la glucosa circulante, se produce una hiperglucemia en sangre (diabetes II) que a su vez, dispara la producción de insulina en páncreas. De esta forma, se crea un círculo vicioso que se conoce como Síndrome de Resistencia a la Insulina, un problema que afecta a personas de cualquier edad. Con un carácter marcadamente genético, es una alteración que se puede prevenir o modular analizando los genes FABP2, PPARg y PPARg.
» Sensibilidad a la leptina. Es una hormona producida por el tejido adiposo, que envía señales al cerebro para inducir sensación de saciedad, suprimiendo las ganas de comer y de picar entre las principales comidas. Cuando los receptores del hipotálamo no perciben la señal, estamos ante un cuadro de Resistencia a la Leptina. El círculo vicioso se establece cuando el cerebro interpreta un almacenamiento insuficiente de grasa en el adipocito y vuelve a provocar sensación de hambre. Los niveles elevados de leptina en sangre durante el ayuno indican una alteración en la sensibilidad de los receptores cerebrales que se puede determinar con el test de los genes LEP y LEPR.
Diet Gen, la dieta de IML
Diet Gen es el tratamiento personalizado que diseña IML en función de los resultados arrojados por el test genético Nutri in Code. Se realiza a partir de una muestra de sangre y analiza 175 variantes genéticas implicadas en el sobrepeso, la obesidad, la diabetes, los altos niveles de colesterol y otros factores de riesgo como el cardiovascular, la predisposición a tener mucho apetito y la respuesta de cada persona a la actividad física o a las dietas hipocalóricas está registrada en el ADN.
Esta información es de vital importancia al elaborar un plan de hábitos y un menú mensual que sea sostenible en el tiempo y realmente funcione.
La analítica Nutri in Code permite analizar:
- La tendencia a la obesidad abdominal (17 variantes genéticas)
- La tendencia a desarrollar diabetes tipo 2 (18 variantes genéticas)
- La tendencia a la hipertensión arterial (23 variantes genéticas)
- La tendencia a niveles altos o bajos de colesterol HDL (37 variantes genéticas) y colesterol LDL (34 variantes genéticas)
- La tendencia a niveles altos o bajos de triglicéridos o grasas (24 variables genéticas)
- La tendencia a problemas con el apetito (3 variantes genéticas)
- El rendimiento del ejercicio físico para bajar de peso (4 variantes genéticas)
- El grado de respuesta a la dieta hipocalórica (7 variantes genéticas)
- El gasto calórico basal (7 variantes genéticas)
Una vez analizadas las variantes genéticas para cada factor, se establecen las recomendaciones de nutrición y estilo de vida.