Expertos de la Universidad de Radboud (Holanda) han estudiado durante más de 10 años la aplicación del bótox en niños con enfermedades neurológicas. El objetivo era conseguir controlar el continuo babeo no intencionado que sufren estos jóvenes.
Los ensayos realizados muestran que la hipersalivación afecta a un 60% de los niños con estas enfermedades, mientras que en un 33% de los casos, el problema es severo. Generalmente el babeo en estos niños se produce por la combinación de varios factores tales como una baja sensibilidad oral, malas posturas, deglución infrecuente y disfunciones motoras y mentales. Según parece, la toxina botulínica que es obtenida de la bacteria anaeróbica clostridium botulinum puede reducirlo.
Este estudio se ha realizado con un grupo de 131 niños de entre 3 y 27 años, la mayoría con parálisis cerebral. El bótox fue aplicado bajo anestesia general en las glándulas sublinguales y parótidas (glándula encontrada a ambos lados de la cara en el interior de la cavidad oral) que son las responsables del 70% de los casos de la salivación. Los numerosos ensayos han demostrado que la aplicación de bótox produce grandes beneficios y tan sólo una reducida tasa de efectos secundarios.
Después de dos meses de seguimiento, se ha concluido que la mitad de los que participaron en el estudio han respondido positivamente, llegando a mantenerse 22 semanas bajo los beneficios de la terapia. En estos casos, el tratamiento puede volver a realizarse una vez hayan pasado los efectos y sólo si es necesario. Pese a ello, los científicos aseguran que seguirán investigando, puesto que no han conseguido averiguar cuál es el motivo de que el bótox no funcione en todos los niños.