Telómeros, el dorado de la juventud eterna
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A grandes rasgos, los telómeros (pequeñas estructuras situadas en los extremos de los cromosomas) permiten predecir la esperanza de vida de una persona. Ayudan a proteger el material genético dentro del ADN, pero a medida que pasan los años se van empequeñeciendo, de manera que cuanto más cortas son estas estructuras, más corto será nuestro tiempo para vivir.
La entrada de los test genéticos en la escena de la consulta de medicina estética, para conocer el estado de los telómeros y recibir un tratamiento personalizado que aumente la producción de la enzima telomerasa basada en el propio ADN, convierten tanto a los test como a los telómeros, en la estructura clave para afrontar el envejecimiento. Los telómeros son el dorado de la juventud eterna y se han señalado como una de las tendencias de la rama que nos ocupa en materia de belleza para la nueva década.
El biomarcador del envejecimiento
Su nombre, de origen griego, significa literalmente "parte final", y es que los telómeros son eso: los extremos de los cromosomas, algo parecido a las puntas de plástico de los cordones de los zapatos.
Se trata de partes del ADN muy repetitivas y no codificantes: su función principal es proteger el material genético que porta el resto del cromosoma.
A medida que nuestras células se dividen para multiplicarse y para regenerar los tejidos y órganos del cuerpo se va reduciendo la longitud de los telómeros, y por eso con el paso del tiempo se hacen más cortos.
Cuando finalmente los telómeros se quedan tan pequeños que ya no pueden proteger el ADN, las células dejan de reproducirse: alcanzan un estado de senectud o vejez.
Por eso, la longitud de los telómeros se considera un "biomarcador de envejecimiento" clave a nivel molecular, que ha atraído la atención de numerosas investigaciones y de la rama de la medicina estética.
La longitud de los telómeros se mide en "pares de base", que son las parejas de nucleótidos opuestos y complementarios que están conectadas por puentes de hidrógeno en la cadena de ADN.
A más longitud de los telómeros, más vida y mejor
En el caso de los humanos, la longitud de los telómeros se deteriora desde una media de 11 kilobases al nacer hasta unas 4 kilobases en la vejez.
Pero la importancia de los telómeros, va aún más allá de la juventud eterna. En 2009, tres investigadores estadounidenses obtuvieron el premio Nobel de medicina por su trabajo sobre el envejecimiento de las células y su relación con el cáncer.
Elizabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak investigaron los telómeros y descubrieron que la enzima telomerasa puede proteger a los cromosomas del envejecimiento: puede hacer que se regeneren los telómeros, los puede prolongar.
Esta enzima ayuda a evitar que los telómeros se achiquen con la división celular, lo que contribuye a mantener la juventud biológica de las células.
"Cuando una persona tiene los telómeros más largos es porque tiene mecanismos metabólicos que lo protegen", aseguraba la doctora Carmen Martin-Ruiz a BBC Mundo.
La medicina del futuro
Ahora, de lo que se trata y lo que la medicina y la medicina estética quieren conseguir, es alargar los telómeros, persigue potenciarlos.
Entramos de lleno en lo que se considera por parte de los especialistas la verdadera medicina antiaging del futuro, que no es ni más ni menos que la terapia regenerativa de órganos y tejidos con células madre, la terapia génica, en la que se utiliza enzima telomerasa y la nanorobótica para alargar la vida.
Entonces ¿qué ocurriría en caso de que los telómeros alcanzaran longitudes extremas? ¿Viviríamos más y evitaríamos las enfermedades asociadas al envejecimiento, caso del cáncer?
Miembros del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han logrado 'crear' un modelo animal, en ratones, con telómeros ‘hiperlargos’ y, por tanto, con un menor envejecimiento celular. Y para ello, y por primera vez, han evitado toda manipulación genética.
Concretamente, y como describe el artículo publicado en la revista Nature Communications, los autores indujeron cambios epigenéticos, alteraciones que, si bien no cambian la secuencia de ADN, modifican la forma en la que se expresan los genes contenidos en este ADN, para que los ratones utilizados en el experimento, tuvieran telómeros hiperlargos. Un procedimiento que, cuando menos potencialmente, también puede ser utilizado para generar células madre embrionarias y células madre pluripotentes inducidas (iPS) con telómeros muy largos para su uso en medicina regenerativa.
El concepto de telómeros 'hiperlargos' no es nuevo. De hecho, el grupo de investigación del CNIO ya describió en 2009 que el cultivo in vitro de iPS causaba el alargamiento progresivo de los telómeros hasta generar lo que en su momento bautizaron y se conoce hasta ahora como 'telómeros hiperlargos'.
El estudio demuestra que las células madre pluripotentes portadoras de telómeros hiperlargos pueden dar lugar a organismos con telómeros más largos que se mantienen juveniles a nivel molecular durante más tiempo. Se trata de una prueba de concepto de que es posible generar tejidos adultos con telómeros más largos de lo normal en ausencia de modificaciones genéticas.
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