Eccema, todo lo que hay que saber
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El eccema (también escrito eczema) es uno de los motivos de consulta más frecuentes en dermatología. A pesar de ello, su prevalencia es difícil de estimar, al tratarse de un concepto muy amplio que abarca muchas enfermedades, más de las que en un primer momento se pueden imaginar.
De hecho, su definición apunta:
"El eccema, también llamado dermatitis es cualquier inflamación de la piel con afectación dermoepidérmica. Los patrones de la inflamación son muy variados, por lo que recibe diversas denominaciones como eccematosa, psoriasiforme, liquenoide, herpetiforme, etc.".
La mayoría de los tipos causa sequedad y comezón en la piel, además de sarpullido en la cara, en el interior de los codos y detrás de las rodillas; y en las manos y los pies. Rascarse la piel puede enrojecerla, aumentando la hinchazón y picazón.
Un problema de piel
Las células de la piel sana se rellenan con agua, formando una barrera protectora contra el daño y la infección. Las grasas y aceites en la piel ayudan a retener la humedad, mantener la temperatura corporal y también evitar las sustancias o bacterias dañinas entren nuestros cuerpos.
Las células externas de la piel son los ladrillos, mientras que las grasas y aceites actúan como el cemento que mantiene todo junto y actúa como un sello. Las células de la piel se atraen y mantienen dentro del agua, y las grasas y aceites también ayudan a mantener el agua adentro.
Si se produce un eccema, puede que la piel no produzca la cantidad de grasas y aceites necesaria, y por ello, será menos capaz de retener el agua. La barrera de protección, por lo tanto, no es tan buena como debería ser. Se abren huecos entre las células de la piel debido a que no están suficientemente rellenas con agua.
La humedad se pierde entonces desde las capas más profundas de la epidermis, permitiendo que las bacterias o los agentes irritantes pasen a través, más fácilmente. Algunas sustancias cotidianas contribuyen a romper la piel. El jabón, los baños de burbujas y otros productos no suelen destruir el aceite de la piel, pero si ya existe eccema, se rompe con mayor facilidad, irritándose ésta rápidamente, apareciendo grietas e inflamándose, es decir, originándose la reacción denominada eccema.
Debido a que a que la piel con eccema es propensa a la desecación y se daña fácilmente, y por ello es más susceptible también de volverse roja e inflamarse al contacto con sustancias que irritan o causan reacciones alérgicas.
Origen, desencadenantes y tratamiento del eccema
Pero, vayamos por partes para conocer todo lo posible el origen, desencadenantes y tratamientos del eccema.
Causas, ¿conocidas?
El eccema no es contagioso. La causa es desconocida. Es probable que sea causado por factores genéticos y ambientales. El eccema puede mejorar o empeorar con el tiempo, pero a menudo es una enfermedad de larga duración. Las personas que lo padecen también pueden desarrollar fiebre del heno y asma.
¿Qué tipo o tipos de eccema son los más comunes?
El tipo más común de eccema es la dermatitis atópica. Es más común en los bebés y los niños, pero también puede afectar a los adultos. A medida que los niños con dermatitis atópica crecen, el problema puede mejorar o desaparecer. Pero a veces la piel puede permanecer seca e irritarse fácilmente.
¿A qué clasificación atienden los distintos tipos de eccema?
Podemos clasificarlos en función de su etiología (o causa) o de su evolución:
En función de la causa, distinguimos el eccema atópico (más frecuente en la infancia), seborreico, asteatósico, varicoso, irritativo de contacto, alérgico de contacto o desencadenado por fármacos.
En función de la evolución, nos encontramos con el eccema agudo, donde predominan lesiones exudativas, subagudo y crónico, donde la piel se ha engrosado como mecanismo de adaptación al rascado.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los primeros síntomas del eccema, suelen desarrollarse en la infancia.
Es habitual la presencia de picor intenso, zonas de enrojecimiento, descamativas y pequeñas ampollas.
Además del picor, también es posible el ardor o molestias.
Factores que desencadenan el eccema una vez se padece.
- Ambiente muy frío y seco.
- Sudoración excesiva.
- Estrés emocional o ansiedad.
- Cambios bruscos de temperatura.
- Exposición a determinados químicos como detergentes, perfumes, lana, tejidos de fibra sintética, polvo, arena y humo del tabaco.
Qué medidas hay que observar una vez se padece.
- Mantener la piel hidratada con cremas grasas o ungüentos. El mejor momento para aplicarlos es justo después del baño, con la piel todavía húmeda. Se deben evitar las lociones hidratantes, ya que son menos efectivas.
- Baños cortos de menos de 10 o 15 minutos con agua templada. Los aditivos (aceites, lociones, polvos) que se añaden en algunos casos al agua del baño con intención de mejorar el eccema no se han demostrado efectivos en los estudios realizados y no se aconsejan.
Aparte de la hidratación diaria para prevenir su aparición se ha de evitar el contacto con sustancias potencialmente irritantes o alérgenos.
En caso de lesiones es importante consultar al dermatólogo para que paute el tratamiento pertinente.
Tratamientos contra el eccema
Corticoide en crema de distinto grado según la afección.
Como alternativa a los corticoides en crema podemos utilizar tacrolimús o pimecrolimús (inhibidores de la calcineurina), más indicados para controlar o mantener el eccema, ya que no presentan una acción tan rápida como los anteriores. Son especialmente interesantes para su uso en la zona facial y los pliegues y su uso está autorizado a partir de los dos años de edad. Los corticoides orales o los inmunosupresores por vía oral están reservados para casos de eccema más extenso que no responde bien al tratamiento habitual y se valora su utilización en estos casos especiales.
La fototerapia o exposición a rayos ultravioleta es muy efectiva para el eccema. En este caso también se debe seleccionar a los pacientes con mayor extensión del eccema o en los que su eccema es más resistente, ya que aumenta el riesgo de cáncer de piel.
La medicación más novedosa para el tratamiento del eccema se llama dupilumab. Es una terapia biológica y su administración es mediante inyección subcutánea. Reservado para adultos con eccema moderado o grave y que previamente no hayan respondido a otros tratamientos.
Y también los llamados Wet dressings o vendajes húmedos, para reducir el picor y el rascado del paciente durante la noche.
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