"¡Qué sed! Un vaso de agua, por favor." Decimos mientras alguna que otra gota de sudor cae por nuestra frente y la camisa se pega a nuestra espalda y pecho. Quien más y quien menos ha sufrido y vivido algún episodio como éste durante el verano y en repetidas ocasiones, cuando el calor aprieta y nuestra actividad ha hecho mella en nosotros abocándonos a la necesaria y obligada ingesta de líquidos de manera rápida y perentoria, dada nuestra absoluta, desoladora y molesta sensación de sed.
Nos acecha las deshidratación, mucho más de lo que pudiéramos imaginar. El agua es parte esencial de la nutrición diaria de toda la familia, desde los más pequeños a los mayores, quizá ambos los más vulnerables a la pérdida de líquidos.
Por eso, la consultas, llegada esta altura del año ya han realizado y realizan campañas masivas destinadas a educar a la población en la obligada y necesaria ingesta de agua o líquido para evitar males mayores a nuestra salud, cuerpo y cerebro, ya que los dos pueden verse seriamente amenazados ante los más mínimos síntomas de deshidratación.
Agua, bendito elemento
El cuerpo de un adulto es un 60% de agua. A lo largo del día se pierden dos litros y medio, agua que necesitamos recuperar para mantener el balance hídrico. Por eso, los expertos inciden en que hay que mantenerse hidratado durante todo el día.
Y pese a que existen ciertas ideas preconcebidas, beber 1,5 litros de agua al día es fácil. Simplemente se trata de repartir ocho vasos a lo largo de la jornada. Uno al levantarnos, otro a media mañana, para seguir así en la comida, con una taza de café en la sobremesa, otro por la tarde, cuando llegamos a casa tras el horario de oficina, en la cena y antes de acostarnos.
Y es que no debemos olvidar nunca, por muchas veces que lo hayamos oído, que el agua es vida. De hecho, las funciones del agua en el organismo contribuyen a que éste funcione correctamente. Así, por ejemplo, el agua:
- Mantiene a la temperatura adecuada (termorregulación).
- Aporta nutrientes a las células. Como principal componente de la sangre (93%).
- Elimina sustancias de desecho, mediante el sudor y la orina.
- Lubrica las articulaciones.
Pequeños cambios en la termorregulación, calambres, disminución de la resistencia al ejercicio, o incluso mareos, riesgo de lipotimia, cefalea y golpes de calor que podrían poner en riesgo la vida. Son algunos síntomas de deshidratación, antes los cuales lo mejor es haber tomado las medidas previas para que no se produzcan.
Según edades
Cada grupo de la población ha de observar las medidas recomendadas a la hora de hidratarse, pero según sea la edad del núcleo, algunas son las reglas a las que otorgar aún mayor importancia.
Según un estudio de Nestlé, los niños, por ejemplo son más vulnerables que los adultos a la deshidratación. Por eso, es importante que se mantengan bien hidratados.
LOS MÁS PEQUEÑOS.
Con los niños hay que estar atentos a que mantengan una buena hidratación por varias razones:
- Tienen una mayor pérdida de agua a través de la piel porque su superficie corporal en comparación con su peso es proporcionalmente mayor que la de un adulto.
- Son menos tolerantes a los golpes de calor que los adultos.
- Los niños no tienen siempre el reflejo de beber cuando tienen sed.
Mantener una buena hidratación es tan importante para el cuerpo como para la mente. El agua contribuye a mantener las funciones físicas y cognitivas normales. Por eso es tan importante enseñar a los niños el buen hábito de beber agua regularmente a lo largo del día.
Las vacaciones o salir de excursión implica una mayor actividad de nuestros hijos, además, están más tiempo fuera de casa, donde puede hacer más calor o se está expuesto al sol. Por ello es conveniente beber suficiente agua, para mantener el equilibrio hídrico de sus cuerpos.
EDAD MADURA.
Con un ritmo de vida cada vez más ajetreado, para mantenerse bien hidratado en nuestro día a día es esencial beber agua regularmente a lo largo de la jornada, en casa, en la oficina, cuando trabajamos...
La ingesta recomendable de agua en adultos es aproximadamente 2 litros de agua al día, que se pueden repartir gradualmente en los ya citados 8 vasos de agua de 25 ml. Regla de oro de la hidratación.
Aunque es importante añadir que estas cantidades pueden variar en función de la actividad física y de las condiciones medioambientales.
Esto significa que es recomendable llevar siempre una botella de agua con nosotros o tenerla a nuestro alcance en los lugares donde pasamos más tiempo y sobre todo en verano.
LAS PERSONAS MAYORES.
Aunque habitualmente las personas mayores toman menos agua por factores como la disminución de la percepción de sed, eso no quiere decir que su cuerpo no la necesite. Ocurre todo lo contrario, con la edad somos más susceptibles a la deshidratación, por ello es aconsejable esforzarse en tener un hábito de beber que tal vez con la edad cueste mantener.
La proporción de agua del organismo en las personas mayores disminuye desde un 60% del peso corporal en el adulto, hasta un 50%.
La cantidad recomendada es sin embargo la misma, ocho vasos al día.
En cada situación, las necesidades individuales de agua de la persona vendrán determinadas por diversos factores:
- Actividad física diaria.
- Temperatura de la localidad donde nos encontremos.
- Humedad ambiente.
- Tipo de dieta que llevamos.
- Por supuesto, a mayor temperatura, la ingesta de agua ha de verse aumentada.
Mitos y verdades
Finalmente y para cerrar esta guía de la hidratación, decidimos revisar con Nestlé los mitos y verdades, leyendas urbanas en ocasiones en torno al agua.
Todas "las aguas" son iguales.
¡Falso! Cada agua tiene una cantidad y unos tipos de minerales que las diferencian.
Sólo hace falta beber agua cuando se tiene sed.
¡Falso! Tener sed es una alarma del cuerpo para decirte que se está quedando sin reservas de agua. Por eso, antes de tener sed ya necesitas hidratarte. Es recomendable beber agua regularmente a lo largo del día.
Si bebes mientras comes, engordas.
¡Falso! El agua tiene cero calorías, por lo que no importa la cantidad que tomes durante la comida. Además, al hacerlo, disfrutarás más los sabores de los alimentos.
Sólo hace falta beber agua durante el verano o cuando se hace ejercicio.
¡Falso! Nuestro cuerpo pierde agua sin hacer ningún ejercicio o sin pasar calor, por lo que necesita hidratarse regularmente a lo largo del día.
Así que toma nota y no olvides, hidratarse correctamente es una cuestión de salud.