La Medicina Estética tiene en los hábitos de vida saludable a algunos de sus más fieles aliados. Entre ellos, destaca el deporte. Practicar ejercicio 30 minutos diarios y hacer otros 20 minutos de entrenamiento algo más elevado, un mínimo de tres días a la semana, tiene efectos muy saludables para nuestro organismo, aseguran los expertos.
Ahora, investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) reafirman todavía más que moverse es salud. El ejercicio frena de forma muy notable los efectos del envejecimiento.
La eterna jueventud
El estudio de estos investigadores ha contado con la participación de 125 ciclistas amateurs con edades comprendidas entre los 55 y los 79 años. De ellos, los 84 varones podían recorrer 100 kilómetros en menos de 6,5 horas y las 41 mujeres podían pedalear un mínimo de 60 kilómetros en menos de 5,5 horas. Además, todos los participantes estaban totalmente sanos, ninguno fumaba ni bebía alcohol ni padecía ninguna enfermedad crónica.
El estudio se basaba en someter a los ciclistas a diferentes pruebas médicas y contrastar los resultados con los realizados por otros 125 participantes sanos, de edades agrupadas entre los 57 a 80 años y los 20 a 36 años de edad. La peculiaridad aquí era que todos éstos no realizaban ninguna actividad física regular.
Del estudio comparativo se pudo constatar que el primer grupo, el de los ciclistas, no había experimentado una pérdida de masa muscular y, por tanto, de fuerza. Tampoco presentaba una subida de la grasa corporal o de las cifras de colesterol asociado a la edad. Además, los varones que practicaban ejercicio regular conservaban unos niveles elevados de testosterona (lo que reducía sus posibilidades de sufrir la llamada 'andropausia' o 'menopausia masculina') y un sistema inmunitario no envejecido.
Estar sano por practicar ejercicio
Entre las conclusiones se hallaba la siguiente: los ciclistas no practicaban deporte porque estuvieran sanos, sino que estaban sanos porque practicaban deporte. Que no es lo mismo. "Nuestros hallazgos destacan el hecho de que los ciclistas no se ejercitaban porque estuvieran sanos, sino que se encontraban sanos porque habían realizado ejercicio durante una gran parte de sus vidas. En consecuencia, sus cuerpos habían envejecido de forma óptima, libres de problemas habitualmente causados por la inactividad. Tal es así que si se eliminara este ejercicio, su salud probablemente se deterioraría", afirmó Stephen Harridge, coautor del estudio.