¡Ponte a cubierto! Alergia al sol
Su nombre científico es erupción polimórfica lumínica y hace que estar a la sombra se convierta en obligado los días de sol. La dermatología lo identifica, pone freno y previene y así facilita poder disfrutar al máximo de las jornadas de verano
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De repente, ¡granos, picor, erupción! Alergia al sol. La erupción polimórfica lumínica, conocida comúnmente como alergia al sol, es una reacción anormal de la piel que se produce al exponerla a los rayos UVA y/o UVB cuando estos son especialmente intensos. Es el caso del verano. Hasta el momento se desconoce la causa exacta de esta reacción de la piel, pero lo que sí se sabe es que cada vez son más las personas que lo padecen y la dermatología se preocupa de su diagnóstico, cura y prevención.
Incapacitante
Absolutamente incómoda e incapacitante para disfrutar de las largas jornadas de playa al sol, la alergia al astro rey es un trastorno más común de lo que deseáramos, íntimamente relacionada con los rayos UVA y/o UVB.
Todos sabemos que la exposición a la luz puede ser causa en mayor o menor grado de diversas enfermedades cutáneas, lo que en dermatología se califica de dermatosis. La erupción polimórfica lumínica, sin embargo, es la dermatosis más común dentro de las afecciones de la piel.
Normalmente una alergia al sol se manifiesta de forma tardía: pueden pasar desde horas hasta días desde que se produce la exposición al sol hasta el comienzo de los síntomas. Los síntomas más frecuentes suelen ser picor, dolor y enrojecimiento de la piel. A partir de la aparición de la alergia, se pueden ir desarrollando diferentes enfermedades de la piel. Esta reacción alérgica normalmente afecta a todas las áreas de la misma, especialmente a las que se exponen al sol con más frecuencia. Para realizar un diagnóstico de alergia al sol fiable, se debe tener en cuenta el historial médico personal y, si es necesario, exponer al sol el área de la piel afectada (un procedimiento llamado foto-provocación).
Y si así ocurre, los días de tomar el sol están contados. Y esta alteración epidérmica puede acabar con lo más idílico de nuestro descanso y vacaciones. La playa o las actividades al aire libre, quedan restringidas.
Sí, porque efectivamente, el mejor tratamiento para una alergia solar consiste, principalmente, en evitar en gran medida la radiación solar. También se pueden utilizar cremas que contengan corticosteroides (como la hidrocortisona). A la vez, y como remedio para aliviar el picor asociado a la alergia al sol, pueden utilizarse antihistamínicos.
Los dermatólogos no se cansan de dar a conocer y publicitar las normas que debemos tener en cuenta cuando el verano se acerca y la luz del día es más larga y poderosa.
Es muy importante protegerse del sol mediante el uso de sombreros, ropa y protectores solares adecuados. Lo que en la alergia al sol se convierte en gesto obligado. También existen tratamientos terapéuticos específicos (como la fototerapia) que pueden ayudar a que la piel se acostumbre a la radiación y sirven para prevenir una erupción polimórfica lumínica.
Pero vayamos paso a paso y analizamos el por qué y cómo proceder, sostenidos por la dermatología en cuestión de alergia al sol.
Definición científica
La erupción polimórfica lumínica, conocida en el lenguaje común como alergia al sol o fotodermatosis, consiste en un retraso patológico de la respuesta de la piel a los rayos UVA y/o UVB. La palabra "polimórfica", que procede del griego polymorph, significa multiforme y hace referencia a los diversos cambios que la alergia al sol puede causar en la piel.
El nombre popular de alergia al sol surge debido a que los síntomas son similares a los de una reacción alérgica. Sin embargo, la erupción polimórfica lumínica no es verdaderamente una alergia.
Causas
Se desconoce cuáles son exactamente las causas de esta enfermedad. Sin embargo, está comprobado que se produce cuando hay una exposición a los rayos UVA y/o UVB más prolongada de lo normal. Por consiguiente, la alergia al sol es una de las fotodermatosis idiopáticas primarias.
El término fotodermatosis primaria significa que la radiación solar es el factor causal clave para la reacción anormal de la piel; idiopática significa que no se identifica ninguna causa.
Aproximadamente, en el 75% de los casos, la alergia al sol aparece debido a la exposición a los rayos UVA, otro 10% está causado por los rayos UVB. El 15% restante es la combinación de ambos.
Respuesta inmunitaria
La alergia al sol se desencadena por una reacción inmune del cuerpo: parece ser que la provoca un receptor sensible a la luz en las células de la piel. Existe otra teoría según la cual la respuesta inmune a la luz en las personas con alergia es diferente a la de los no afectados: normalmente, la radiación UVB debilita ciertos elementos del sistema inmunitario, lo cual desencadena una respuesta inmunitaria. En el caso de las personas con alergia, esta respuesta no se produce.
Quienes padecen alergia al sol pueden desarrollar los síntomas incluso usando protectores solares. Cuando los rayos UVB penetran hasta las células de la piel, pueden producir daños en su material genético (ADN). Los protectores solares pueden desencadenar una reacción alérgica en ciertas circunstancias específicas, al igual que ocurre con algunos alérgenos.
Antioxidantes y oxidantes de la piel
La alergia al sol surge por un desequilibrio entre los oxidantes y antioxidantes en las células de la piel: estas células, llamadas queratinocitos, conforman la mayor parte de la epidermis. Los queratinocitos alojan a los melanocitos, que son las células que producen la melanina, la sustancia que nos protege de los rayos solares y da color a la piel. La melanina rodea el núcleo celular que contiene el material genético (ADN) y ayuda a que la luz no lo dañe. Esta función es importante, ya que los radicales (compuesto químico con gran poder reactivo) se forman en los queratinocitos a través de la luz solar.
Los antioxidantes son, por así decirlo, los encargados de librar a las células de los radicales antes de que pueden causar daño en el cuerpo. Algunos antioxidantes son la vitamina E, la vitamina C o el beta-caroteno (precursor de la vitamina A). Los radicales se consideran una de las posibles causas de inflamación en caso de alergia al sol: estimulan las células para formar una molécula de señalización específica llamada MAC (molécula de adhesión celular), que participa en los procesos inflamatorios. Si se produce una leve erupción, posiblemente sea debido a grandes cantidades de esta molécula.
Esto puede explicar por qué se produce la alergia al sol en personas con la piel más sensible a los rayos UVA. Otro indicio de que podría ser debido a un desequilibrio entre oxidantes y antioxidantes es el hecho de que con la aplicación del antioxidante EGR se reducen las molestias de la alergia.
Síntomas
Normalmente, como ya hemos adelantado, los síntomas de la alergia al sol tardan en aparecer. Las áreas de la piel que suelen resultar más afectadas son aquellas que se exponen al sol más frecuentemente (cuello, escote, brazos, espalda, piernas y cara). Sin embargo, la gravedad de los síntomas y su lugar de manifestación pueden variar de una persona a otra.
Aun así, la mayoría de los afectados por esta enfermedad desarrollan síntomas similares. Según el aspecto de las lesiones se distinguen tres tipos de alergia:
- Urticaria papular (pequeña sobreelevación de la piel): la mayoría de las personas con alergia al sol desarrollan pequeños habones en la piel (llamados pápulas) que varían en sus características y forma.
Dentro de este tipo, se pueden distinguir dos subgrupos:
» Las pápulas son muy pequeñas (entre 1 y 3 mm) y generalmente se distribuyen tan cercanas que concluyen.
Se producen pequeñas hemorragias en la piel (este tipo es muy poco común). El cuadro puede ser polimorfo, con distintas lesiones elementales, como pápulas edematosas, papulovesículas, lesiones costrosas.
» Placas: en algunos casos, la alergia solar puede causar la aparición de placas escamosas engrosadas e inflamadas de entre 1 y 30 centímetros. - Alergia ulcerosa: este tipo se caracteriza por una combinación de pápulas y úlceras de tamaños diferentes.
Diagnóstico
Ante la sospecha de una alergia solar, el primer paso para el diagnóstico es repasar la historia clínica del afectado (llamada anamnesis). Es muy importante saber cómo y en qué momento se ha desarrollado la lesión de la piel. Una alergia solar puede presentar muy diversas lesiones de piel, que también pueden parecerse a los síntomas de otras enfermedades. Por lo tanto, es importante descartar otras posibles causas (por ejemplo, picaduras de insectos, dermatitis alérgica u otras reacciones de la piel a la luz).
Para asegurar el diagnóstico de la alergia al sol, el médico puede irradiar un área de la piel con rayos UVA: si se produce una erupción, la causa de los síntomas es la radiación ultravioleta. Este procedimiento se llama foto-provocación.
CLAVES CLÍNICAS DIAGNÓSTICAS:
- Erupción cutánea tras exposición solar.
- Afectación predominando en áreas fotoexpuestas; enfermedad estacional (primavera e inicios de verano).
- Pápulas eritemato-edematosas, papulo-vesículas y costras.
- Prurito.
TRATAMIENTO.
Para tratar una alergia al sol existen diversas medidas que persiguen dos objetivos diferentes:
- Aliviar los síntomas (tratamiento sintomático).
- Evitar que aparezcan las lesiones (tratamiento profiláctico).
Cura
Los síntomas de la alergia al sol son fáciles de tratar. La protección es la medida más importante contra una erupción polimórfica lumínica aguda: dentro de lo posible, se debe evitar volver a estar expuesto al sol. De este modo, incluso sin tratamiento adicional, los síntomas desaparecen inmediatamente. Para ayudar a aliviar los dolores y el enrojecimiento, también se pueden aplicar a las zonas afectadas cremas con corticosteroides (como la hidrocortisona). Para aliviar el picor asociado con la alergia al sol, lo más adecuado son los antihistamínicos. Resulta mucho más complicado prevenir la aparición de la alergia. Lo más eficaz es ir acostumbrando la piel poco a poco a la radiación solar y protegerla con cremas solares y ropa. Es muy importante que el protector solar contenga filtros UVA y UVB y sea de un factor alto (entre 30 y 50). También se recomienda el uso de antioxidantes para ayudar a prevenir la aparición de los síntomas.
En caso de ir de vacaciones a una región soleada en invierno, como no es posible realizar una adaptación progresiva a los rayos de sol, se recomienda la fototerapia, un tratamiento que consiste en irradiar rayos UVA y UVB y que puede ayudar a prevenir la alergia. Este tipo de tratamiento no debe realizarse en un solárium, sino bajo la supervisión de un especialista.El aceite omega-3 también resulta una ayuda para evitar los síntomas de la alergia al sol.
En general, la alergia al sol suele ser crónica. Una vez que surge, suele repetirse cada verano.
Normalmente, esta enfermedad se manifiesta por primera vez durante la infancia o la adolescencia.
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